Jenaro Villamil
Menos sangrienta y espectacular que la guerra de los cárteles del narcotráfico, la disputa por las telecomunicaciones en México se agudizó en los últimos seis años y en especial en el 2012. Como en el crimen organizado, en este sector también se disputan territorios virtuales, bandas del espectro radioeléctrico, carreteras de la información y, sobre todo, contenidos. No hay muertos ni descabezados, pero sí intereses infinitos que “capturan” al Estado.
La importancia de lo que suceda en este sector es clara. El futuro de las comunicaciones, la información, el entretenimiento, la educación y hasta de los movimientos sociales y políticos ya no se definirá sólo a través de la pantalla televisiva, de la radio o la prensa, sino de la convergencia de éstos medios con la pantalla de un ordenador y de los dispositivos móviles. De ahí la importancia central de lo que suceda en materia de telecomunicaciones en el próximo sexenio.