Jenaro Villamil
Vestida de color morado, el de la pasión católica en épocas de cuaresma, la senadora Mónica Arriola, hija de Elba Esther Gordillo, se convirtió en el foco de atención, de la solidaridad y de las condolencias en el Senado de la República, como si se tratara de un pésame.
Arriola, la única senadora del Panal, se dejó querer. Abrazó efusivamente a Manuel Camacho Solís, ex regente en la época que su madre llegó a la secretaría general del sindicato de maestros. También le dio un abrazo a Javier Lozano, ex secretario del Trabajo en el calderonismo.