Jenaro Villamil
Todo parecía perfecto para este 2012 en la cúpula directiva de los Cuatro Fantásticos de Televisa. Se impusieron a la lógica y consiguieron la autorización de la Comisión Federal de Competencia para fusionarse con Iusacell, empresa de su presunto competidor TV Azteca. Sus ingresos y ganancias se incrementaron, sobre todo, en la rama de televisión satelital y en telecomunicaciones.
A nivel político lograron lo que querían. Su cliente consentido, Enrique Peña Nieto, fue el candidato presidencial del PRI. El sexenio falleciente de Felipe Calderón Hinojosa les entregó, como nadie, una fortuna en contratos publicitarios. Su principal adversario, Carlos Slim, con todo y ser el magnate Forbes más rico del mundo no pudo lograr el cambio de título de concesión en materia publicitaria. Y su competidor en televisión restringida, MVS, se quedó sin el refrendo para explotar la banda 2.5 Ghz que aceleraría el proceso de acceso a la banda ancha inalámbrica.