Jenaro Villamil
“Este señor tiene derecho a no leerme. Lo que no tiene derecho es a ser presidente de México a partir de la ignorancia. Eso es lo grave”.
Con esta frase, Carlos Fuentes, el novelista mexicano vivo más célebre a nivel internacional, descalificó en una extensa entrevista con la cadena televisiva británica BBC a Enrique Peña Nieto, la apuesta priista para retornar a la presidencia de la República que perdió en el 2000.
Fuentes, autor del libro La Silla del Aguila –cuya autoría Peña Nieto se la atribuyó a su acérrimo adversario intelectual, el historiador Enrique Krauze-, argumentó:
“Los problemas exigen a un hombre que pueda conversar como par con (Barack) Obama, Angela Merkel o (Nicolás) Sarkozy, y no es éste el hombre capaz de hacerlo”.
La descalificación de Fuentes es grave por tres razones fundamentales: el escritor es una voz autorizada a nivel internacional, en un plano similar al del reciente premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa, o del mismo Gabriel García Márquez; refleja que “la torpeza” de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara va más allá de la reacción en las redes sociales y tiene un costo en la opinión pública que está creciendo, en vez de aminorarse; Fuentes siempre ha tenido la extraña virtud como intelectual público de palomear o impulsar a figuras políticas en las últimas cuatro décadas y su voz tiene un peso entre esos mismos círculos que generan opinión pública.