Jenaro Villamil

Imagen promocional de la telenovela "Dos Hogares". Fuente: http://televisa.esmas.com/
Hubo alguna vez, en 2004 por ejemplo, que la telenovela Amor Real llegó a tener 43.1 puntos de rating, o la adaptación de Televisa a la novela colombiana La Fea más Bella tuvo 43 puntos en 2007. Todavía en 2010,Teresa tuvo 32.9 puntos o Soy tu Dueña, del mismo año, registró 30.4 punto de audiencia a nivel nacional, según las mediciones del IBOPE.
Sin embargo, en 2011, las telenovelas del Canal 2 de Televisa han tenido serias dificultades para rebasar los 20 puntos de rating. Ni siquiera es porque su competencia, TV Azteca, tenga mejores producciones o porque el gusto mexicano por los melodramas haya disminuido.
El problema real es que las producciones han ido bajando de calidad, se han hipercomercializado y sus actores y actrices protagónicos son tan malos que no se distinguen entre un monólogo de Peña Nieto o una situación de tensión dramática.
Fue el caso este 2011 de Dos Hogares, una telenovela que destacó por su humor involuntario y la muy mala actuación de Anahí, la actriz y cantante que Televisa quiso lanzar al estrellato en lugar de Lucero, Maité Perroni, Galilea Montijo o alguna otra protagónica. A pesar de estar en el horario estelar de Canal 2, Dos Hogares registró hasta el 7 de diciembre un rating de 19.7 puntos, por debajo de Una Familia con Suerte,producida por Juan Osorio y que resultó ser la única telenovela de Televisa que rebasó los 20 puntos.
me ilusiona pensar que tal vez ya estamos despertando, que ya la gente quiere apagar la televisión y encender su conciencia… eso quiero creer, aunque cada que paso por un negocio con tele… televisa está contaminando
EL CUENTO DE LA GALLETA DE ANIMALITO
(Parte 1)
Erase una vez en un barrio del DF, un grupo de adolecentes que se juntaban en las tardes despues de la escuela a jugar futbol o platicar sus mutuas aventuras. Con ellos a veces se reunia una que otra vecinita de no mal ver, pero habia una en especial a la que llamaban “La Galleta de Animalito”. Nunca faltaba el chamaco pesado que llegaba a hacer el comentario mordaz o contaba el chiste cuando se le veia venir …
– Hay chicas tan hermosas y tan dulces que te dejan sin aliento y solo se te ocurre preguntarles: “De que Cuento de Hadas te sacaron preciosa?” Pero hay otras que sin importar lo bonitas o buenas que esten de plano le preguntas: “De que cuento de Pepito te saliste?”
La muy afamada Galleta de Animalito era hija de un mueblero adinerado que tambien era dueño de una jugueteria. Tenia varias hijas, y por lo bonitas que eran le decian “El dueño de las muñecas”, haciendo referencia no solo a sus hijas sino tambien a la jugueteria.
Pero la Galleta de Animalito no solo era hermosa, tambien le hacia al albur y de repente se le salia una que otra leperada. Era muy agresiva y le gustaba estar amarrando navajas. Pero la mas sobresaliente de sus cualidades era que tenia novio boxeador y con esto se la pasaba sembrando el terror entre los adolecentes del barrio. Cada vez que algo no le gustaba o queria que se hiciera lo que ella queria, bastaba con hacer mimica imitando alguno de los movimientos de un boxeador, para amedrentar a los chamacos que la miraban entre extasiados por su belleza y aterrorizados por sus amenazas.
EL CUENTO DE LA GALLETA DE ANIMALITO
(Parte 2)
LA JANE
El mueblero tenia otras hijas además de la Galleta de Animalito. Varias de ellas adoptadas. Tal era el caso de una morena hija de un taxista que solía cantar en una cantina junto a su hermana. La belleza de ambas era similar a las de las hijas del mueblero, aunque entre ellas no había ningún parecido físico. La morena parecía serle de utilidad al mueblero así que decidió adoptarla.
Cuentan que en cierta ocasión la morena había tenido que ir a clases de regularización con un sujeto al que apodaban «El Tarzan» y en un momento de calentura, esta le puso las boobies en la cara al tipo para que descansara plácidamente, sin contar que su vieja los estaba observando. Al mirar esto la mujer del Tarzan, jalo al marido y se lo llevo a pellizcos a su casa, no sin antes armar un escandalo que llego a los oídos de todo el barrio y en consecuencia del cual la chica fue apodada «La Jane».
La Jane quería andar con un mecánico de poca monta conocido como «El Lionel», quien solía ir a chelear a la cantina donde esta cantaba. Pero al Lionel no le importaba la chica, porque este estaba sinceramente interesado en la Wera, hermana de la Jane.
Pero esto era algo que no entendía la Jane, quien se obsesiono por el mecánico e intentaba por varios medios boicotearle los acercamientos a la Wera o a cualquier otra chica que estuviera alrededor de este, apoyándose en los meseros de la cantina y posteriormente en el mueblero. Tal era la obsesión de la Jane que muchos llegaron a pensar que terminaría casada con un chimpancé porque ya nadie se le acercaba.
La Jane era muy peculiar y entre sus «monerías» estaba que para todo respondía «es que soy virgen», aunque los chamacos malos del barrio le completaban la frase: «con las boobies Tarzaneadas, pero virgen».
Al igual que la Galleta de Animalito, le encantaba estar armando drama. Solo que como esta no tenia novio boxeador, hacia berrinche con lágrima y pataleo para prender al mueblero y así amenazar y causar terror en el barrio. Además de estos interesantes atributos, también solía quitarse 2 o 3 años de edad, para no sentirse «quedada».
Era claro que el mueblero andaba super ardido de que un «insecto» como el Lionel no quisiera andar con la Jane y mucho menos casarse con ella. Un indio como el debería estar agradecido de cualquier cosa que se le ofreciera.
Pero el tiempo pasaba y pasaba y nada que caia el Lionel. La Jane lucia mas y mas desesperada y la frase «es que soy virgen» cambio por la amenaza «es que si no me mato». Pero al pasar el tiempo el chantaje dejo de surtir efecto porque la Jane a cada rato hacia el teatrito correspondiente repitiendo la frasecita. Al Lionel le llovían los insultos y las amenazas, así que él empezó a responder con la frase «pos a Oceánica», indicando que mejor engranjaran a la Jane a un centro de rehabilitación donde la amarraran para que no se matara.
Esto enfurecía al mueblero, a toda su familia y a sus cuates, y en cada oportunidad que tenían le caían a zapes al Lionel, a lo que él respondía de igual manera e incluso hasta tumbando uno que otro diente a los miembros de la banda del mueblero. Era sabido que el mueblero le tenia miedo a «el tamaño del rival», así que nunca se presentaba personalmente a ajustar cuentas, sino que enviaba a los miembros de su «gatiza».