Jenaro Villamil

Los «Diálogos por la Paz» se llevaron a cabo el día de hoy en el Castillo de Chapultepec. El poeta y activista Javier Sicilia reunió a los cuatro candidatos a la presidencia de la República.
La #MarchaYoSoy132 y el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad le arrebataron este lunes 28 de mayo la iniciativa a las burocracias partidistas y confrontaron a los candidatos y a los aparatos gubernamentales y mediáticos frente a reclamos muy claros: la transmisión en cadena nacional del segundo debate presidencial y un freno a la ola de violencia verbal y real que se ha apoderado del país.
De naturalezas muy distintas y estilos diferentes, tanto los jóvenes universitarios que se han ido aglutinando en torno a la #MarchaYoSoy132 como las víctimas que encabeza Javier Sicilia plantearon propuestas fundamentales, a pesar de la rudeza de las críticas que no han gustado a los simpatizantes de cada candidato.
La #MarchaYoSoy132 exhibió el enredo de la Secretaría de Gobernación. Incapaz la autoridad para ordenar una cadena nacional para el segundo debate televisivo le pasó la “papa caliente” al Instituto Federal Electoral, cuando la Ley Federal de Radio y Televisión es muy clara al respecto: le corresponde al titular de Gobernación ordenarle a los concesionarios una medida de este tipo.
El presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, respondió en su cuenta de Twitter que el Canal 2, la señal con mayor alcance en todo el país, transmitirá el debate programado para el 10 de junio, mientras que TV Azteca, de Ricardo Salinas Pliego, ha hecho mutis, hasta ahora, del reclamo de los estudiantes y hasta de los candidatos presidenciales.
En el caso del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad, la pasarela de candidatos en el alcázar del Castillo de Chapultepec, tuvo un objetivo central: volver a recordarnos que en este país y bajo el gobierno federal de Felipe Calderón y de 20 administraciones del PRI en los estados, más las del PRD y las del PAN, existen más de 60 mil muertos.
Entiendo perfectamente la indignación y el dolor de Sicilia, pero. . . nunca me ha gustado su servilismo ante fecal y mucho menos los besos que reparte, me transmite algo así como: «Ahora que estoy aquí con los medios, me tengo que aprovechar». Acaso no es lo suficientemente viejo para haber salido a protestar, cuando Tlaltelolco, por ejemplo. Quiero saber qué ha hecho desde entonces.
Y a mí que no me venga con cuentos, que no me diga que Dios, por aquí y Dios por allá, aquí en este país si no procuras, luchas y protestas no hay justicia.