Jenaro Villamil

Manuel Cossío. Fuente: sdpnoticias.com
Todo Estado o gobierno autoritarios tienen como consigna esencial dividir y fracturar cualquier brote de disidencia. La crítica, las movilizaciones sociales, la oposición no son vistas como un derecho ciudadano sino como un riesgo para el control autoritario. Esta fue la escuela de siete décadas de sistema priista y esto es lo que sucedió en vísperas del retorno del tricolor a la presidencia de la República, hace exactamente un año.
Sin que nadie lo pronosticara, en medio de la inevitable campaña de ascenso de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República –el “producto político” más vendible y costoso en los últimos años–, surgió un movimiento estudiantil a raíz de un pésimo manejo mediático para ejercer el “control de daños” de la visita del aspirante priista a la Universidad Iberoamericana.