Queremos compartir con ustedes esta fotografía aparecida el día de hoy en el periódico La Jornada y que a nuestro parecer es una carta que debería llegar más allá de los Reyes Magos. De igual forma nos gustaría conocer su opinión en los comentarios de este post.
Decenas de niños y sus familias se reunieron en el Ángel de la Independencia para enviar sus mensajes a los Reyes Magos. Foto: Roberto García Ortiz. Imagen: jornada.unam.mx
Jenaro Villamil 
No la queremos, estamos hartos
APLICA LA SENTENCIA AQUELLA DE: UNA IMAGEN DICE MAS QUE MIL PALABRAS. APOYO LA EXIGENCIA INFANTIL.
no podria ser mejor idea cuando los infantes viven en carne propia la delincuencia y el abandono de parte todas las autoridades,salu2 afectuosos
No, nos gustan las guerras, porque provocan miedo e impunidad. Atacan siempre a los mas debiles y no podemos estar de acuerdo con algo asi. No vale la pena morir por balas perdidas dejando a familias mutiladas.
Lo que no queremos es muerte, violencia, inseguridad ni violaciones a los derechos humanos PERO estoy seguro de que nadie desea que la gente se drogue en la calle impunemente, que le vendan drogas a sus hijos y los corrompan o ser asaltado por un drogadicto. Es ingenuo pensar que las mafias y los delincuentes que viven de eso dejarán atrás los miles (millones, en el caso de los medios y altos mandos) de pesos si se abren más escuelas y parquecitos y se legaliza la droga. A esta gente sólo se le puede someter por la fuerza, no hay de otra.
La demanda de los infantes es simplista e ingenua. Ha habido errores, pero la alternativa a no combatir al narco es pactar con él, y eso es inaceptable.
La avalo y le añado: ¡Qué renuncie el depredador!
Lo unico que no cuadra es que son ninios manipulados que en realidad no saben que esta pasando… Lastima.
Son niños, efectivamente, pero la conclusión de que son «manipulados» es gratuita.
Tengo en mi entorno niños con iguales o más elaboradas ideas. Seguramente producto de lo que ven y oyen en su entorno, pero… ¿hay alguien que pueda afirmar que sus ideas son autogeneradas?
Y apoyo la frase: no queremos la guerra de Calderón… ni la de nadie.
Pônganle el nombre que quieran: guerra, combate, desapariciôn, batalla….atrâs de todo estân las cuantiosas ganancias de dinero para los mentirosos y mafiosos de EEUU y México.
El negocio de la venta de droga ha existido desde hace mucho tiempo y ahora …… se alborotaron las aguas, para en el fondo, crear un estado fallido que necesita (segûn calderôn) urgente ayuda del paîs que consume mâs droga, el mâs depredador del planeta y por desgracia vecino de México.
Ni los reyes magos, ni los reyes de la corona, ni los marines, ni los cascos azules, ni el ejército mexicano van a poder abatir el problema del narcotrâfico que NO es problema para los «beneficiados $$$$$$» aunque haya rîos de sangre.
Comparto plenamente la petición que los niños hacen a los Reyes Magos: ¡No queremos la guuerra de Calderón! y añado, ninguna guerra es justificada nunca
ÁMIGAS Y AMIGOS, ESA ES MI POLITICA PUBLICA LA DE SEGUIR MASACRANDO AL PUEBLO DE MEXICO Y PROTEGER AL SR. «CHAPO» GUZMAN.
A expensas de que me manden al demonio realizo el siguiente comentario: Calderon es un imbecil con zapatos grandes que no puede llenar, pero creo que debemos ser obetivos en este asunto, asunto delicado, yo siempre veo en las noticias que hay ejecutados, pero los ejecutados son entre las propias bandas, entonces, reflexion, si teniendo al ejercito y la policia metidos en esta «guerra» como lo llaman muchos, como estariamos si no estuvieran, insisto hay que ser objetivos, abrimos la boca a lo estupido, nos quejamos de todo pero no vemos el por que de las cosas, y no estoy diciendo que este bien lo que esta haciendo el señor calderon, pero por lo menos esta haciendo algo, los exorto a que dejemos de un lado la doble moral y sobre todo la irresponsabilidad, y nos empecemos a hacer responsables de nuestros actos.
Estaríamos, por ejemplo, como en Brasil o como en Estados Unidos, donde la lucha en contra de la delincuncia no es con una «guerra» de pueblo arrasado.
Se trata, en los últimos cuatro años, de las consecuencias de una política pública de seguridad mal diseñada, mal ejecutada y, sobre todo, NECIAMENTE sostenida en un discursito simplón, uno de cuyos soportes es, precisamente, la idea de que «no hay otra ruta posible».
La hay, por supuesto.
Si se mantiene la actual, no nos extrañe que sigamos obteniendo los mismos resultados.