BARCELONA.- Con este título, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) expone desde noviembre una extraordinaria muestra no sobre la televisión sino desde la televisión con un objetivo fundamental: aprender a habitar, intervenir, repensar, recrear e, incluso, modificar la manera de ver la televisión.
En realidad, la verdadera exposición son quienes se adentran en los seis módulos en los que está dividida la muestra y son capaces de “intervenir” como audiencias, como espectadores gozosos, críticos y memoriosos varios videos que se transmiten. Las seis salas son: “Una tribuna por Ocupar”, “Dead Air: ese Indeseable Silencio”, “La Televisión como un Lugar Específico”, “La Televisión como Reino o el Reino de la Televisión” “What’s my Line (¿Quién soy?)”, “El Impacto de lo Nuevo”.
En cada uno de estos módulos se retransmiten y se “intervienen” distintos programas de televisión con un objetivo fundamental: saber que sí hay otra posibilidad distinta a la de ser una audiencia impávida frente a los contenidos; que a la televisión hay que habitarla y obligarla, a un tiempo, a que hable otro idioma.
En el folleto de la exposición, cuyo guión corrió a cargo de Dora García, se establece que frente a la televisión necesitamos “una plaga”. Según Antonin Artaud, “una plaga es aquello capaz de abrirse camino y acceder a todos los estratos de un organismo, desorganizándolo completamente, pero dándole una oportunidad única de liberarse de sí mismo”.
Uno de los módulos más fascinantes, “La Televisión como un Lugar Específico”, es un viaje por múltiples formatos, programas, documentales, episodios informativos, escándalos noticiosos que han dominado el imaginario mediático occidental (desde el asesinato de Kennedy hasta el atentado a las Torres Gemelas, pasando por íconos del mundo pop), varios autores replantean los contenidos, sobreponiendo testimonios, alterando la línea del discurso unilateral, dándole oportunidad al espectador para modificar, a través de una pantalla de computadora, esos mismos contenidos, burlándose de los grandes media events.
El testigo mudo, el Big Brother televisivo es visto y es interpelado e interpretado de una manera diferente. ¿Cuántos contenidos, telenovelas, concursos, noticiarios y hasta mesas de análisis informativos no podrían ser “recreados” por las audiencias mexicanas de una forma personal, socializando el mundo mediático?, me pregunté mientras observaba y disfrutaba la exposición.
También la exposición es un largo recorrido historiográfico: desde el programa pionero en Europa sobre crítica de arte (Civilisation, 1969), serie producida por la BBC, hasta la serie de documentales La Historia del Arte Moderno Contada Desde Bogotá (1962-1983) y The Shock of the New (1982) hasta producciones televisivas populares en Francia, Gran Bretaña, España o Lituania y una escena de La Tómbola, en 2001.
La televisión no tiene que ser “aburrida” –clásico término para quienes rechazan los programas que le apuestan a una audiencia pensante- ni tampoco “tonta” o “prescindible”. La televisión, finalmente, puede y tiene que ser habitada, cuestionada, interpelada y recreada por sus propias audiencias.
Jenaro Villamil 
Me parece interesante este experimento. Ojalá en los musesos de las ciudades más pobladas se llevara esta exposición y comparar las reacciones de acda sociedad. En México debería hacer una con aquellas noticias que han impactado al país, como el asesinato de Paco Stanley o la aparción de «El Chupacabras». Y ahna pasadao varios años, ¿cómo reaccionarían aquellos que no saben de estos hechos?