Arturo Cano
Periódico La Jornada
Lunes 4 de abril de 2011, p. 3
Los primeros asombrados fueron los estadunidenses. Citaron así las palabras de Manuel Espino, presidente nacional del PAN, a dos meses de los comicios de 2006: “Añadió –sorprendentemente– que había hablado con Roberto Madrazo, candidato del PRI, y los dos acordaron enfocar sus respectivas energías para erosionar el apoyo a Andrés Manuel López Obrador” (cable 06MEXICO2409).
El acuerdo encajaba perfectamente en el juego panista luego del repunte de su candidato, Felipe Calderón, en las encuestas: “Espino explicó que era importante para la estrategia del PAN mantener a Madrazo, en su tercer lugar, como un jugador viable en la contienda, (porque) si se derrumba la campaña de Madrazo, los votos del PRI no va a migrar al PAN, sino al PRD”.
El cable está fechado el 4 de mayo de 2006 y describe a un Manuel Espino feliz: por las encuestas, por los efectos de sus promocionales contra el candidato perredista y porque, jura, tiene a varios gobernadores priístas en la bolsa.
“Espino nos dijo que él está fuertemente confiado en que el PAN tiene acuerdos sólidos con los gobernadores rebeldes del PRI que están ayudando a la campaña de Calderón secreta pero activamente, mientras de dientes para afuera apoyan a Madrazo.”
En el cable, clasificado como “confidencial”, el presidente del PAN, que más tarde rompería abiertamente con el calderonismo, “atribuye la caída de AMLO en las encuestas a las malas estrategias de campaña del PRD, los ataques polémicos al presidente (Vicente) Fox”, y la decisión del perredista de no participar en el primer debate nacional.