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Sanción a la Publicidad de Trata de Personas, la Presión de Televisa

Jenaro Villamil

 

Imagen: CNNexpansion.com

Ninguna reforma legislativa se da por casualidad, menos cuando se trata de regular la publicidad en los medios. En el contexto de la guerra entre el periódicoReforma y Televisa, empresa que protagonizó un linchamiento contra el rotativo del Grupo Norte por sus anuncios de presunta trata de personas en su edición del Metro, la Cámara de Diputados aprobó este martes una reforma para penalizar hasta con 27 años de cárcel a quien publique o contrate anuncios sexuales.

La adición a la Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas fue aprobada por 401 votos y 7 abstenciones, una mayoría rotunda que no se ha visto en otros temas más urgentes, como la regulación de la publicidad de los “productos milagro” o las reformas necesarias para el sector de telecomunicaciones, enredado en una disputa entre los dos gigantes: Telmex y Televisa.

El párrafo clave  de la reforma advierte que “toda persona que contrate publicidad por cualquier medio de comunicación, así como quien publique anuncios que se encuadren en alguna de las conductas delito de trata de personas”. Quien lo haga, será merecedor de una sanción conforme a lo estipulado en el artículo 6 de la inciativa de ley, avalada por la Comisión de Derechos Humanos de la misma Cámara de Diputados.

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Réplica / Respuesta de Denise Dresser a Televisa

Por Denise Dresser.

Periódico Reforma.

Al leer la respuesta de Televisa a mi artículo «Macartismo televisivo» pensé que era un ejemplo clásico de la famosa frase de Shakespeare: «La dama protesta demasiado». En la obra del dramaturgo inglés Gertrude repite una y otra vez que no tuvo algo que ver con la muerte del padre de Hamlet, lo cual lleva a Hamlet a sospechar que sí estuvo involucrada. Lo mismo ocurre con Televisa. Insiste en sus irreprochables motivaciones, detrás de las cuales trata de esconder una realidad inocultable: para muchos sectores del país, Televisa tiene una marca empañada y una reputación manchada.

Repito lo que escribí. En el fondo su comportamiento no tiene una explicación compleja: se trata de un asunto de negocios y privilegios. De rechazar los reclamos de transparencia en el otorgamiento de las concesiones de radio y televisión, así como la competencia indispensable en el sector. Detrás de ello está la búsqueda de una certidumbre política que le permita obtener concesiones cuando quiera, como quiera. La certidumbre de mantener control sobre un gran pedazo del espectro. La certidumbre que le permita apuntalar su posición y bloquear a competidores potenciales en el mercado. Al intentar negarlo, Televisa tan sólo confirma lo que es: un poder fáctico cuya consolidación entraña un retroceso para el país y sus ciudadanos. De la mano de un gobierno victimizado que lo permite.

Consulta la nota original aquí.

 

Réplica / Responde Televisa a Denise Dresser

Periódico Reforma

(14 diciembre 2010)

Sr. Director:

En su artículo de opinión «Macartismo televisivo», Denise Dresser invita a una cruzada para, según ella, esclarecer, desenmascarar y evidenciar las distorsiones que Televisa disemina. Y habla de un linchamiento a Proceso, de una crítica a Reforma y de una crucifixión a los críticos de la ley de medios.

Dresser acusa desde una posición que exige honestidad intelectual, congruencia profesional y apego a la verdad. Con el respeto que nos merece una colaboradora de Televisa, tan sólo me referiré al apego a la verdad. Y al respecto, quiero dejar constancia de que la articulista miente en cada una de sus acusaciones: 1. No linchamos, ni siquiera acusamos a Proceso. Tan sólo consignamos la declaración de un testigo protegido quien desmiente lo que Proceso le atribuye a ese mismo testigo y asegura haber comprado la posición editorial de quien cubre para Proceso los temas vinculados al narcotráfico.

Al día siguiente, nuestros espacios informativos presentaron la respuesta de Proceso, así como las opiniones de periodistas independientes que cuestionaron el uso de este tipo de declaraciones, incluso por parte de Televisa.

En conclusión, Televisa consignó una declaración de un testigo protegido y luego llevó la réplica de Proceso y varias voces críticas. ¿Dónde está el linchamiento? Tal vez Dresser tendría que buscarlo en otro lado: en las páginas de Proceso en las que regularmente se calumnia a Televisa.

2. Dresser se asusta de que Televisa critique a Reforma, como si el derecho a la crítica sólo lo tuviesen quienes concuerdan con la articulista. Pero el tema de fondo es que Dresser se refiere a la serie de reportajes que transmitimos en nuestros noticiarios y en los que abordamos la muy documentada utilización de anuncios en medios impresos por las organizaciones involucradas en la trata de personas. Anuncios como los que contienen las páginas del periódico Reforma y su filial Metro. Hasta este momento, no ha habido ni una sola voz que diga que lo presentado en la pantalla sea falso en cualquier sentido. Los anuncios existen y todas las organizaciones que están en el combate a este tipo de delito, todas repito, se han manifestado en contra de esos anuncios. Valdría la pena escuchar qué es lo que Dresser tiene que decir sobre ese tema en lo sustantivo.

3. Por último, la pretendida crucifixión a los críticos de la Ley de Medios es absolutamente falsa. Televisa tuvo el cuidado de no manejar este tema en sus espacios informativos y jamás atacó, denostó o cuestionó a nadie, a pesar de la intensa campaña de ataques que Televisa recibió durante los meses en que esta ley se discutió en el Congreso.

Así, quien inventa hombres de paja para quemarlos vivos, denosta y lincha no es Televisa, como asegura Dresser, sino ella misma.

Atentamente,

Manuel Compeán Palacios
Director General Corporativo de Comunicación, Grupo Televisa

Consulta la nota original aquí.

Macartismo televisivo

Denise Dresser

El linchamiento a la revista Proceso. La crítica a Alejandro Junco y al periódico Reforma. La crucifixión en su momento a los críticos de la «Ley Televisa». La denostación a quienes insisten en el daño que produce su condición duopólica. La condena en la pantalla más grande del país a cualquiera que contravenga sus intereses, escrutine su actuación, cuestione sus actividades extralegales, alce la voz contra el surgimiento de un suprapoder que se impone por encima de los demás. Así actúa Televisa. Así contraataca. Así mezcla el espectáculo con el escándalo, así expropia el interés público para mantener privilegios privados. Así construye «la república de la pantalla», producto de una transición fallida a la democracia en la cual se impone un «Big Brother» que criminaliza a presuntos culpables a golpes de intimidación.

En su libro El sexenio de Televisa, Jenaro Villamil lo llama «macartismo televisivo» y tiene razón. Así como el senador estadou-nidense Joe McCarthy inició purgas, señalamientos públicos e indagaciones contra comunistas reales o imaginarios, Televisa resucita la dinámica de la desacreditación contra sus detractores. Y lo hace porque puede. Porque Bernardo Gómez le besó la mano a Marta Sahagún y obtuvo todo lo que quería para Televisa a cambio. Porque Felipe Calderón -como una esposa golpeada- sigue esperando que algún día su torturador lo tratará bien. Porque ambos gobiernos panistas, en lugar de colocar límites en torno al poder omnipresente de Televisa, han contribuido a su expansión.

Con efectos perversos. Noche tras noche Televisa se dedica a atacar, tergiversar, distorsionar. En el caso de la revista Proceso, los conductores destazan a la revista por supuestos vínculos con el narcotráfico sin permitirle el derecho de réplica que cualquier persona linchada por los medios se merece. En el caso del periódico Reforma, agreden al diario debido a la supuesta compra de espacios publicitarios por el crimen organizado. Y ésos son tan sólo dos botones de muestra recientes. Noche tras noche la televisión evidencia los problemas que la aquejan: la editorialización que sustituye a la información, el «pánico moral» que predomina por encima del periodismo profesional, el escándalo no verificable que reemplaza la investigación necesaria, el uso de un bien público para la defensa de intereses privados. El poder que Televisa ha acumulado y ahora desata contra cualquiera que cuestiona la forma antidemocrática y mercenaria como lo usa.

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Macartismo en Televisa

Carmen Aristegui, una de las periodistas que recibió respuesta de parte de Grupo Televisa. Imagen: justa.com.mx

El lunes 30 de agosto de 2010, El Noticiero, conducido por Joaquín López Dóriga, abrió la información con el despliegue informativo de la detención de Edgar Valdés Villarreal, alias La Barbie, y con algunos adelantos del cuarto informe de gobierno de Felipe Calderón.

Al filo de las 23 horas apareció el mensaje del empresario regiomontano Lorenzo Zambrano, presidente del Grupo Cemex, quien un día antes escribió en su cuenta de Twitter que “quien se va de Monterrey es un cobarde”. El magnate convocó a “luchar por lo que creemos. Tenemos que retomar nuestra gran ciudad”.

Zambrano aludía así a la ola de pánico generada en la clase pudiente de Monterrey, a raíz de los enfrentamientos de los cárteles de la droga, los narcobloqueos y una ola delictiva inusitada en la ciudad que es considerada la capital de los grandes grupos financieros e industriales del país.

Sin embargo, el noticiero estelar de Televisa contextualizó el Twitter de Zambrano con una información extraña:

“Y no es que sean muchos los hombres de negocios que se han ido de Monterrey, pero sí son conocidos”, afirmó López Dóriga. “Es el caso del dueño de los periódicos El Norte y Reforma, Alejandro Junco, que es uno de los que abandonaron Monterrey para irse a refugiar a Texas, donde vive en su residencia de Austin.

“En julio de 2008, cuando se fue, Junco envió una carta al gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás”. La imagen de fondo, mientras se reproducían párrafos de la misiva, era una foto de Junco de la Vega.

“Sé que te enteraste de que mi familia y yo nos hemos cambiado de residencia a Texas. Estaba en un dilema. Comprometer nuestra integridad editorial o cambiar a la familia a un lugar seguro. Los problemas de inseguridad a eso nos orillaron. Perdimos la fe. Y eso cuenta mucho en un país donde millones la han perdido y han emigrado”, decía la carta de Junco de la Vega, en uno de sus párrafos centrales.

Lo novedoso era que Televisa, como no queriendo la cosa, ejemplificara el calificativo de “cobardes” de Zambrano con la imagen y la carta de Junco de la Vega. A algunos observadores le llamó la atención que Televisa decidiera lanzar un ataque tan directo contra el director de un grupo editorial que adquirió influencia entre el empresariado y la clase media del país desde que se fundó en 1993 el periódico Reforma, en la ciudad de México.

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Encuesta de la semana

Agradecemos su participación en nuestra encuesta de la semana. De no encontrar una respuesta que les satisfaga o querer compartir una opinión, pueden dejarla en los comentarios de este post.

Televisa Vs. Reforma: Beneplácito Presidencial

Alejandro Junco de la Vega.

“Quien se va de Monterrey es un cobarde”, escribió el 29 de agosto en su cuenta de twitter, el presidente y director de Cementos Mexicanos, Lorenzo Zambrano. El magnate regiomontano convocaba a “luchar por lo que creemos. Tenemos que retomar nuestra gran ciudad”.

En menos de dos días, la cuenta de Zambrano en esa red social sumó 13,315 seguidores y desató, quizá sin proponérselo, una campaña en los espacios informativos de Televisa en contra del empresario Alejandro Junco de la Vega, director del Grupo Reforma, y en contra de los periódicos de este mismo corporativo.

La campaña de Televisa inició sutilmente el 30 de agosto, el mismo día que se anunció la detención de Edgar Valdés Villarreal, alias La Barbie, y en vísperas del cuarto informe de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.

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Televisa Vs. Reforma, Cruzada de Pánico Moral

La inusitada cruzada de los conductores, artistas y hasta cómicos de Televisa en contra de los periódicos Metro y Reforma se incrementó entre el miércoles 8 y este jueves 9 de septiembre. El Noticiero, de Joaquín López Dóriga, en el horario estelar de Canal 2 le dedicó 16 minutos continuos, tiempo-aire que nunca ha destinado, en una sola emisión a casos tan dramáticos como la muerte de los niños de la guardería ABC, en Hermosillo o, si siguiéramos en su tema, a la denuncia de la periodista Lydia Cacho por las redes de pederastia y trata de personas.

Pero la cruzada no se limitó al segmento informativo. En la emisión de Tercer Grado, con una unanimidad extraña para el formato tradicional de esta mesa de análisis, los periodistas presentes –Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín, Denisse Mercker, Carlos Loret y Joaquín López Dóriga- coincidieron en el mismo enfoque y se alarmaron por la “falta de ética” del grupo editor de Reforma y Metro. Leopoldo Gómez, director de noticieros, en el colmo de la inferencia, afirmó que la inclusión de anuncios clasificados sobre servicios sexuales en las páginas de Metro constituye “la cúspide del crimen organizado”.

Este es el tema espinoso que Televisa ha convertido en agenda pública. Efectivamente, la falta de regulación, los vacíos jurídicos y la práctica de vender anuncios clasificados sobre sexo servicio (que realizan varios medios impresos, electrónicos y cibernéticos, no sólo Metro) constituyen un grave problema social. Aquí no hay vuelta de hoja.

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