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Arturo Loría

Ejemplo de cuenta Bot en Twitter. Imagen: http://www.stateofsearch.com
Las imágenes del futuro no son como nos las habían planteado. Todo parece indicar que los robots del 2000 no son los autómatas semi humanos que el cine y la animación de décadas pasadas anunciaban. No, una buena parte de los robots del tercer milenio carece de tuercas, tornillos y metal. Nuestros robots se componen de códigos, lenguajes y pixeles.
Si bien, el mundo se sirve día a día de la ayuda de los robots mecánicos, la aparición y masificación del Internet trajo consigo a una nueva especie dentro de esta fauna: elInternet Bot, o simplemento, el bot, aplicaciones o programas automatizados que ejercen tareas específicas dentro del universo web.
Como ocurrió con los robots mecánicos, la evolución de los bots se fue y se irá dando con la evolución de su medio y de la tendencia de moda en la red. Así como en su momento surgieron los chatbots, el spam o correo basura automatizado, ahora los bots comienzan a rondar las Redes Sociales.
Hasta ahora, las tareas que estos programas ejecutan son simples y repetitivas: enviar mensajes, analizar contenidos que contengan determinadas palabras, enviar correos, avisos o programas, reproducir información, por mencionar algunos.
Y son justo estas dos características (la simpleza y estructura repetitiva) las ideales para que la publicidad usen a los bots como una de sus principales herramientas. Si se compara al Internet de ahora con de hace diez años, podrá apreciarse el considerable (por no decir exponencial) aumento de la publicidad en los sitios web.
Los bots permiten una de las mayores pesadillas publicitarias: el spam, enviando mensajes reitrativos y “personalizados”, esto último gracias al acceso que tienen a los correos electrónicos o, ahora, a las cuentas en redes sociales digitales de los usuarios.