Jenaro Villamil

Juan López de Uralde, candidato de Equo. Fuente: terra.es
BARCELONA, España.-En los últimos días el panorama político de algunos países europeos –especialmente España y Francia- presenta novedades que varios analistas vinculan directamente con el ascenso de movimientos sociales como el de los Indignados, los medioambientalistas y, en general, los jóvenes de entre 18 y 30 años movilizados en el continente.
En Bélgica los Indignados encabezaron una marcha, justo en el momento que el gobierno de este país y Francia acordaban el rescate multimillonario al banco Dexia por segunda ocasión. Contrasta la dureza de las instituciones de la Unión Europea frente a la crisis de Grecia y la facilidad con que rescatan a instituciones bancarias privadas. Los Indignados plantean un «¡ya basta!» a la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas.
En medio de un bipartidismo agotado a los ojos de la mayoría de los ciudadanos, en España se gestan nuevos movimientos políticos. Uno de ellos es un pequeño partido eco-socialista denominado Equo. Sus impulsores son una amalgama de 35 organizaciones provenientes del movimiento ambientalista, pero con métodos que para varios observadores recuerdan a las jornadas del 15-M (15 de mayo) fecha de la irrupción de los Indignados en las principales ciudades de este país.
Equo tuvo su asamblea constitutiva en Rivas, Madrid, y su principal candidato presidencial Juan López de Uralde, está muy lejos de las grandes convenciones de los dos partidos que se han apañado de la transición española: el PP y su triunfalismo excesivo en vísperas de las elecciones del 20 de noviembre, con Mariano Rajoy un viejo militante con nueva figura que evade discutir temas sustanciales como el empleo, el aborto o los matrimonios del mismo sexo; y el PSOE que carga con el desprestigio de las promesas incumplidas de José Luis Rodríguez Zapatero y el descontento social que se ha extendido hasta en sus principales simpatizantes.
El tercer partido, distante del bipartidismo institucionalizado, es Izquierda Unida. Varios de sus dirigentes fueron criticados en las jornadas del 15-M por intentar capitalizar a su favor las críticas de los Indignados al gobierno y a la derecha del PP que, para muchos, son lo mismo. Lo sintomático es que en la convención de IU que inició el 9 de octubre fueron más bien los métodos y demandas asambleístas de los Indignados las que permearon en el partido que ha encabezado Gaspar Llamazares. El IU decidió que un 30 por ciento de sus candidatos fueran personajes que no han militado en ningún partido antes.
Equo, por su parte, es dirigido por José Luis Castellanos, un técnico en medio ambiente de 28 años que formó parte de Greenpace. En su convención afirmó: “En Equo nos definimos como más que verdes: la economía y el empleo son las claves”. El partido “no se va a dejar arrinconar por los pájaros y las flores. Porque somos muchos más”, en clara referencia al bipartidismo del PP y el PSOE.
Se desconoce, hasta ahora, la profundidad y el impacto que puede conseguir Equo en las elecciones presidenciales del 20 de noviembre próximo. Algunos y reportes de la prensa española los ubican con menor impacto, incluso que el Partido contra el Maltrato Animal (Pacma). Pero han logrado las 6 mil firmas necesarias para inscribirse como formación partidista nueva en Madrid y otras 13 provincias como Asturias, Córdoba, Pontevedra o Valencia.
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