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Presentación del libro «El Sexenio de Televisa»

Manuel Buendía, Fragmentos para un Joven Periodista

Jenaro Villamil

Entre algunos amigos periodistas, jóvenes y con ganas de renovar el acartonado panorama de la prensa en México, es común tener actitudes como: “a mí la política no me interesa”, “estoy harto de averiguar qué sucede entre los partidos”, “yo busco verdaderas historias humanas”, “el periodismo tradicional no me interesa”, etc.

Frente a este tipo de frases no está de más compartir algunas reflexiones de quien es considerado uno de los mejores columnistas del periodismo contemporáneo en México: Manuel Buendía, que además tuvo la virtud de dejar cientos de escritos sobre sus reflexiones, enseñanzas y autocríticas.

En vísperas de conmemorar un aniversario más del crimen que interrumpió la vida de Manuel Buendía, en mayo de 1984, vale la pena retomar esta selección de reflexiones, publicadas por Omar Raúl Martínez, en el libro Manuel Buendía en la Trinchera Periodística, compilación publicada por la Universidad de Xalapa.

He aquí algunas reflexiones para no olvidar que periodismo y política no son universos separados sino entrelazados por una razón fundamental: ambos tienen una naturaleza social. También algunas frases que retratan con la sencillez y claridad de lenguaje que caracterizó la obra de Buendía, la enorme aventura que representa ser periodista.

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En Ciudad Juárez sólo los muertos están a salvo

Armando G. Tejeda

Corresponsal

Periódico La Jornada

Miércoles 13 de abril de 2011, p. 14

Imagen: Jornada.unam.mx

Juárez en la sombra (Aguilar) es el libro en que Torrea reúne una selección de crónicas que ha ido acumulando en sus 15 años de historia en Ciudad Juárez. Sus textos los escribe y luego intenta publicarlos en algún medio, nacional o extranjero, o simplemente los sube a sublog (http://juarezenlasombra.blogspot.com/). Desde ese portal de Internet, Torrea ha conseguido varios premios de prestigio, entre ellos el José Ortega y Gasset de periodismo –el año pasado– y hoy el BOB Reporteros sin Frontera que concede la televisión pública alemana.

“Ciudad Juárez me enseñó a vivir. Es una ciudad que quiero. Nunca me he sentido española. Soy de origen navarro, pero soy vasca. Soy del norte y vengo de una familia en la que mi abuelito hablaba euskera cuando se inició la guerra civil española. Siempre me he sentido vasca, pero quien me dio la identidad fue Ciudad Juárez, cuando crucé ese puente y sentí por vez primera en mi vida que pertenecía a un lugar. Mi Ciudad Juárez me enseñó a vivir, a ser mujer, a ser periodista y a aprender cada día de todas esas personas que frente a toda esa injusticia que viven no han perdido la alegría por vivir”, explicó Torrea en entrevista con La Jornada.

Desde que su voz adquirió relevancia internacional, tanto en España como en Brasil, Estados Unidos y Alemania –donde da conferencias y cursos–, Torrea reconoce que ha recibido muchas “presiones” de las autoridades mexicanas para que “matice” o de plano “calle mi voz”. Desde su trinchera informativa ha denunciado y criticado algunos hechos que marcan el día a día de la sociedad juarense, como el asesinato de la activista y víctima Marisela Escobedo o la huida en bloque de la familia Reyes Salazar. Sólo de recordarlos se le llenan los ojos de lágrimas. Se indigna y lanza su “vómito de justicia”, como ella lo llama.

 

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El sexenio de Televisa: Conjuras del poder mediático

Texto leído en la presentación del libro El sexenio de Televisa en la Universidad Iberoamericana campus Puebla.

Por Roberto Alonso[i]

15 de marzo de 2011

Antes de iniciar con la lectura de las líneas que he preparado para la presentación de este libro, quiero agradecer a Ana Lidya Flores por invitarme a participar en esta ocasión y al propio Jenaro Villamil por aceptarme como comentarista. Debo decir que en septiembre de 2009, formé parte de la presentación de su libro Si yo fuera presidente. El reality show de Peña Nieto como bateador emergente, lo cual fue un gusto por el aprecio que le tengo a este gran periodista y la relación que hemos mantenido desde hace ya algunos años.

Esta vez, también lo tengo que decir, siendo invitado como bateador principal estuve a punto de no estar de este lado de la mesa por un desánimo emocional, a causa de los efectos secundarios de un medicamento recetado. Y no, no se trataba de uno de aquellos productos milagro sobre los que de forma precisa ha comentado Villamil. Afortunadamente, esto fue diagnosticado y regresó aquel deseo de presentar este libro que tuve desde diciembre pasado, fecha en que lo leí luego de que llegara a mí como regalo navideño junto con las acertadas entrevistas realizadas por Carmen Aristegui a los actores involucrados con una de las peores historias en la Iglesia Católica contemporánea. Esas fueron mis lecturas en la época navideña pasada.

Hechas estas anotaciones, procedo a ofrecer algunos detalles del libro que nos convoca y a ubicar las conjuras del poder mediático que representa Televisa en el marco del conflicto abierto que se ha desatado, de manera particular, entre las empresas de Carlos Slim y la empresa de Emilio Azcárraga Jean, utilizando este último a sus filiales y a otras empresas pequeñas de telefonía fija y móvil como parte esencial de la ofensiva. Una guerra entre monstruos, diría Denise Dresser, en la que los consumidores seguimos perdiendo.

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Presentación de El Sexenio de Televisa

“El Habitante Principal de Los Pinos se ha Convertido en Soldado de Televisa”: Granados Chapa

Durante su periodo como presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, estableció que esta empresa era “un soldado del presidente”, pero ahora los términos se han invertido: “dada la obvia inclinación militar de quien ostenta el Poder Ejecutivo, podría decirse que el habitante principal de Los Pinos es un soldado de Televisa”, advirtió el periodista Miguel Angel Granados Chapa.

En la presentación del libro El Sexenio de Televisa, en el principal Salón de Actos del Palacio de Minería, Granados Chapa hizo una amplia exposición sobre el contenido de la obra escrita por Jenaro Villamil y ambos abundaron sobre el conflicto reciente entre Telmex, de Carlos Slim, y la empresa dirigida por Emilio Azcárraga Jean.

Granados Chapa recordó que Slim pasó de ser el segundo socio mayoritario de Televisa y acreedor de Azcárraga Jean a través de Inbursa, a convertirse en el principal adversario de la empresa que controla la televisión comercial en México.

Cuando Slim poseía el 49 por ciento de las acciones de Cablevisión, filial de Televisa en televisión por cable, a la empresa de Azcárraga Jean no le preocupaba que el dueño de Telmex pudiera violar el candado de su título de concesión que le prohíbe dar servicios de televisión. Ahora, a raíz de la sociedad de Telmex y MVS en Dish México, la disputa entre ambos consorcios se ha concentrado en el terreno de la televisión satelital, donde Sky ya perdió su condición hegemónica.

“Dish-México le ha mermado el servicio a Sky. Televisa ha inventado un conflicto y demandó a Telmex”, advirtió Granados Chapa.

Con ironía, el autor de Plaza Pública y reconocido con la medalla Belisario Domínguez por el Senado de la República, comentó que ahora se equipara a Slim como un empresario igualmente de peligroso que Andrés Manuel López Obrador.

Ante más de 400 asistentes a la presentación del sábado 26 de febrero, en el marco de la Feria Internacional del Libro, organizada por la UNAM, Granados Chapa repasó el contenido de la obra de Villamil y destacó las prácticas de linchamientos mediáticos recientes, realizada por la televisora para defender sus intereses.

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Julio Scherer y las Historias de Muerte y Corrupción

Periodismo en Libros

Jenaro Villamil

Israel Gutiérrez, El Pelón, se inició como sicario a los trece años en los rumbos de Iztapalapa. Fue “campana”, distribuidor de droga y matón a sueldo. Perteneció a un grupo criminal que en su nombre lleva el sello de una nueva generación perdida: Los Desechables.

En el nuevo libro de Julio Scherer García uno de los hallazgos periodísticos más notables son las viñetas de otros jóvenes que como El Pelón forman parte de la era de los desechables de la guerra de Calderón contra el narcotráfico y contra el futuro.

“El sicario representaba la modernidad, la nueva ola. La muerte debería responder a un gesto frío y un tiro seco. Se trataba de un ritual innovador, limpio”, escribe Scherer García.

Con la maestría que le dan los años de una pluma afilada como un dardo, memoriosa y sin concesiones, el fundador de la revista Proceso retrata en este libro no sólo las historias de quienes matan para morirse jóvenes sino quienes desde sus espacios de poder y corrupción han logrado en los últimos años lo que nadie hubiera esperado de nuestra transición fallida: más de 30 mil muertos por esta “guerra” sin salida.

En una de las breves entrevistas que Scherer García recupera con el general Luis Garfias, contemporáneo del ex director de Excélsior, el militar sintetiza así la brutalidad de esta guerra:

“En España, todas las muertes provocadas por grupos terroristas en los últimos cincuenta años, sumadas, son menos de las que ha habido en México durante los cuatro años pasados. Increíble. Si contamos todos los muertos de la ETA en España, el ERI en Irlanda, el Baader-Meinhof en Alemania, las Brigadas Rojas que mataron a Aldo Moro, Sendero Luminoso, los tupamaros, los montoneros, suman menos que los treinta mil en México” (p. 87).

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Telmex-Televisa, los Antecedentes de la Disputa (Segunda Parte)

Fragmento del Capítulo III del libro “El Sexenio de Televisa”, Editorial Grijalbo 2010.

Jenaro Villamil

El 18 de marzo de 2010, Televisa, Telefónica y Megacable anunciaron su alianza para participar de manera conjunta en la licitación del par de hilos de fibra óptica oscura de la Comisión Federal de Electricidad. En abril, las autoridades de la SCT confirmaron que las tres empresas eran los únicos oferentes y en junio el gobierno de Felipe Calderón prácticamente aplicó una adjudicación directa a favor de este consorcio tripartita por 850 millones de pesos, una cantidad mucho menor a los cerca de 2,500 millones de pesos del valor real de la fibra óptica licitada ( Proceso, No. 1752).

El comunicado conjunto advirtió que “esta nueva red de fibra óptica representará tanto para Televisa, Telefónica y Megacable, como para terceros, una alternativa de acceso a transporte de datos, generando una mayor competencia en el mercado de las telecomunicaciones en México, y por lo tanto, una mejora en la calidad de los servicios ofrecidos”.

El interés de Telefónica por la fibra óptica proviene de la época de Gil Díaz como titular de Hacienda. El autorizó una inversión extraordinaria de 30 mil millones de pesos del presupuesto público, vía contratos anuales, para construir las rutas de fibra óptica en la CFE.

“Compartiremos la infraestructura de la red de CFE, pero no nos desgarraremos por el mercado y los usuarios”, afirmó Gil Díaz, en su calidad de CEO de Telefónica durante la 27 Reunión de Iberoamérica de Tráfico Internacional.

Según Gil Díaz, “al ganar ese concurso, Telmex dejará de ser la única empresa con una red por la que todos los operadores tienen que pagar para transportar sus servicios”.

Por su parte, Televisa y Megacable, socios en la estrategia de servicios de triple play conocida como Yoo, participaron conjuntamente, a cambio de no competirse en la licitación de la banda 1.7 Ghz, conocida como la licitación 21, orientada a beneficiar a Televisa y su socia Nextel.

Lo sorprendente fue que tanto la Comisión Federal de Competencia como la Cofetel autorizaran esta sociedad y nulificaran una verdadera competencia por la licitación de la fibra óptica de la CFE. Lo mismo sucedió con la licitación 21 que generó un escándalo mayúsculo en el sector de telecomunicaciones por la “ganga” con la que las autoridades de telecomunicaciones le entregaron a la sociedad de Televisa-Nextel el espectro con mayor valor para para los próximos veinte años.

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Telmex y Televisa, De la Sociedad a la Disputa

Fragmento del Capítulo 3 del libro “El Sexenio de Televisa”, Ed. Grijalbo 2010.

Para entender la historia de las relaciones tormentosas entre Telmex y Televisa durante los últimos cinco años, les ofrecemos un fragmento del libro de mi autoría. La segunda parte la subiremos este domingo 20 de febrero.

Jenaro Villamil

Durante la mañana del 3 de febrero de 2006, Emilio Azcárraga Jean convocó a sus principales ejecutivos, incluyendo a su grupo más cercano conocido como “los Cuatro Fantásticos” para sostener un encuentro privado con el magnate Carlos Slim, figura determinante en los últimos años para el saneamiento de las finanzas de Televisa.

El principal accionista de Telmex jugó un papel importante a partir de su participación en el Fideicomiso de Control de Televicentro, el mecanismo bursátil creado para controlar las principales las acciones de la empresa mediática. Hasta el 31 de mayo de 2006, ese Fideicomiso tuvo el 16.78 por ciento del control de la compañía y sus subsidiarias, frente al 83.22 por ciento disperso entre otros accionistas y el 65 por ciento que se cotizaba en el mercado bursátil mexicano y norteamericano, principalmente.

Slim les reprochó a Azcárraga Jean y a sus “cuatro fantásticos” la mala calidad de la programación de Televisa, los problemas de credibilidad en los noticiarios y la disminución de audiencias en algunos de los más importantes melodramas de la empresa.

-Están haciendo telebasura – se quejó el principal accionista de Telmex y de Telcel.

Azcárraga Jean tomó la palabra. Le agradeció al empresario su participación en el rescate financiero de Televisa, pero respondió así a las acusaciones de Slim:

-Mire ingeniero, Nosotros ya le pagamos puntualmente el préstamo… Quienes deciden lo que se hace en los contenidos de Televisa somos nosotros.

La frase marcó la última etapa del desencuentro entre Azcárraga Jean y quien se convirtió desde 1999 en el segundo accionista más importante de Televisa. Slim compró las acciones que tenían la familia Alemán y los Diez Barros y que sumaron el 24 por ciento de las acciones de Televicentro. El objetivo era apoyar al joven heredero del imperio para enfrentar los múltiples desafíos financieros y las intrigas de sus parientes, socios de su padre y hasta de la última esposa legal de El Tigre, Paula Cussi.

La presencia de Slim en la empresa controladora, Televicentro, le permitió a Azcárraga Jean tener el 51 por ciento de las acciones, mientras su primo, Alejandro Burillo Azcárraga se quedó con el 25 por ciento. Años después estas acciones fueron vendidas y buena parte las adquirió la empresaria María Asunción Aramburuzabala, la heredera del imperio del Grupo Modelo, junto con sus parientes Lucrecia Aramburuzabala, María de las Nieves Fernández, Antonio Fernández Rodríguez y Carlos  Fernández.

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Televisa y sus audiencias, el espejo roto

Fragmento del capítulo VII del libro “El Sexenio de Televisa, Conjuras del Poder Mediático”, para los lectores del blog.

“La televisión está hecha para los jodidos, los que no pueden divertirse de otra manera, no para los ricos como yo que tenemos muchas posibilidades ni para los que lean revistas de crítica política, sino para los jodidos, que no leen y que aguardan a que llegue el entretenimiento”.

Con esta filosofía arrasadora, Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, se defendió en los años ochenta frente a las críticas constantes a la falta de calidad en la programación de Televisa.

Su heredero, Emilio Azcárraga Jean, no ha cambiado mucho esta concepción, a trece años de haber asumido el mando del imperio mediático. En todo caso, ha cumplido al pie de la letra con una de sus órdenes más preciadas: abandonar la subordinación política de Televisa, dejar de ser “soldados del PRI”, para estar sólo a las órdenes del rating.

“Esto es un negocio. Lo fundamental, la cara de esta empresa es la producción de entretenimiento, después la información. Educar es labor del gobierno, no de Televisa”, afirmó Azcárraga Jean en marzo de 1997 (Proceso, No. 1603). Y fue más allá en la definición de sus prioridades:

“Es más, yo no creo que tener relaciones con personalidades de la política nos vaya a beneficiar en lo que importa. Yo creo en el rating”.

La sacralización del entretenimiento y del rating, como fórmula para evitar cualquier compromiso con una mejor calidad y diversidad en los contenidos, aunada al menosprecio de las audiencias, -“los jodidos”- a quienes se les infantiliza o se les asume como consumidores dóciles, forman parte del credo de los Azcárraga.

La diferencia entre una generación y otra es el cambio en la fórmula de la televisión comercial y la transformación paulatina de las audiencias que dejaron de ser los receptores impávidos para transformarse en una audiencia diversificada, en busca de nuevas alternativas frente a la asfixia del monopolio televisivo.

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El sexenio de Televisa: Capítulo 1 (Primera parte)

Aprovechando la presencia de Jenaro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar su más reciente publicación El sexenio de Televisa, queremos reproducirles la primera parte del primer capítulo del libro. Esperamos lo disfruten y puedan enviarnos sus comentarios.

El Sexenio de Televisa

Capítulo Uno

El sexenio de Televisa inició antes de las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006 y pretende prolongarse más allá del 2012. El consorcio mediático más poderoso del país y uno de los diez más grandes del mundo leyó bien las circunstancias de debilidad y de divisiones existentes en la clase política mexicana, como resultado de una frustrada e incompleta transición. Heredera de un modelo de control informativo y con prácticas comerciales monopólicas, típicas de la era de los gobiernos del PRI, Televisa pronto se blindó y neutralizó las demandas de democratización del régimen de medios de comunicación electrónica, especialmente, en la televisión comercial.

Televisa ha ignorado y minimizado sistemáticamente los reclamos de transparencia en el otorgamiento de las concesiones de radio y televisión, pluralidad y calidad en los contenidos, autonomía de los organismos reguladores de la radiodifusión para eliminar el “presidencialismo televisivo”, así como mayor y mejor competencia en la pantalla. De paso, logró bloquear durante “su sexenio” a su más fuerte competidor, Telmex, futuro y temido competidor en el mercado del triple play (audio, video y datos convergentes).

Televisa sobrevivió a la caída del PRI en la presidencia de la República porque los partidos políticos privilegiaron la alternancia electoral para dejar en un segundo plano la democratización en el terreno del derecho a la información.

A finales de la década de los noventa, la crisis de Televisa, a raíz de la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, era de credibilidad frente a una sociedad que se acostumbró a verla como una extensión del régimen priista. La nueva generación encabezada por Emilio Azcárraga Jean enfrentó esa crisis con medidas superficiales que no transformaron el modelo de televisión que configuró El Tigre. Para ellos, la pantalla es, ante todo, un negocio y no un servicio público concesionado. Y le apostaron a incrementar el gran negocio que representa controlar los contenidos mediáticos.

Las prácticas monopólicas se incrementaron y el chantaje frente a una clase política que glorificó la imagen y el tiempo de acceso a la pantalla le sirvieron a este conglomerado mediático para defender sus intereses. En la práctica, operó lo que el Banco Mundial ha clasificado como “captura del Estado”, es decir, cuando los poderes no institucionales se ponen por encima de las instituciones públicas y acaban condicionándolo para imponer sus propios intereses.

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