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Se va Onésimo Cepeda, el pastor de los poderes fácticos

Bernardo Barranco V.

En breve comunicado, la sala de prensa del Vaticano señaló que el Papa aceptó con prontitud la dimisión de Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec, según el artículo 401.1 del código de derecho canónico, a sólo 44 días de haber sido presentado. Cepeda Silva, con 75 años, pasa a retiro. Al parecer Roma tenía prisa, dado el atípico comportamiento de un obispo polémico, envuelto invariablemente en querellas y tormentas mediáticas que han comprometido la imagen de la Iglesia. Onésimo Cepeda es el arquetipo del obispo adicto al poder y a los acaudalados. Es de todos conocido que le gusta vivir con refinamiento y se apoya en una red de relaciones de personas opulentas para financiarse; es el pastor de las élites y de los poderes fácticos. A pesar de que se autoproclama daltónico, su corazón y acciones lo delatan priísta, presume su relación cercanísima con el actual gobernador mexiquense, Eruviel Ávila, de quien dijo era su padrino político, y por supuesto de Enrique Peña Nieto. Su apoyo categórico a Jorge Hank Rhon durante su detención en Tijuana mostró sus fuertes vínculos con el llamado grupo Atlacomulco. A pulso se ganó la denominación de capellán del PRI. El obispo de Ecatepec también es como la clase política: pragmático. Pese a que en 2000 apostó fuertemente por la candidatura de Francisco Labastida Ochoa, Olga Wornat, en su libro La Jefa (2003), deja ver la participación decisiva tanto de Onésimo Cepeda como del cardenal Rivera en la anulación religiosa del matrimonio de Marta Sahagún, sin duda la clave del reposicionamiento político de los obispo cortesanos.

Sus declaraciones públicas muchas veces han sido desafortunadas. En el pasado proceso electoral calificó deestupideces posturas de López Obrador, con las que ganó amonestaciones de Gobernación y duras calificaciones del PRD al señalarlo como mercader de la religión y la política. Al salir a la opinión pública los primeros indicios de los abusos sexuales perpetrados por Marcial Maciel, Onésimo Cepeda declaró que a los ex legionarios les debe haber gustado, si tardaron tanto tiempo en denunciarlo; con todo lo que se ha revelado sobre el caso debe sentirse ahora avergonzado por su extrema vulgaridad. En plenos festejos del bicentenario, Onésimo tuvo otra ocurrencia que levantó revuelo al asegurar que en México el Estado laico era una jalada. Podríamos llenar páginas enteras con las provocaciones de este prelado, quien con sus desatinos ha incomodado principalmente a la propia Iglesia. Una más, en 2004, cuando se discutía la cuestión de la píldora del día siguiente, con falta de tacto explicó: La píldora sirve muy bien para tenerla en medio de las rodillas; cuando tienes apretadas las rodillas y la píldora en medio, no tienes problemas, ¿ok?; cuando se te cae la píldora, entonces es cuando vienen los problemas.

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Las “Jaladas” de Onésimo

Los obispos que odian a los gays (y a las lesbianas y a las madres soteras  y al condón y a la libertad) nos siguen dando de qué hablar. El nuevo intelectual de estatura moral incuestionable es el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda que acaba de robarle protagonismo y simpatía a La Barbie con estas declaraciones:

“-¿Considera que los sacerdotes respetan el Estado laico?

“-Yo creo que no existe Estado laico. Soy abogado. El Estado está formado por pueblo, territorio y poder. ¿El pueblo es laico? No. Los maizales, o sea el territorio, ¿es laico? No. ¿El gobierno es laico? Sí. Entonces, somos un Estado gobernado por un gobierno laico. Es la definición legal. El Estado laico, Dios me perdone, es una jalada”.

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