Jenaro Villamil

Foto: Mandel Ngan, AFP/Getty Images. Fuente: usatoday.com
Fiel a su estilo, el precandidato presidencial priista utilizó el método de descalificar a sus adversarios por generar el efecto mediático de sus errores y dislates –“tropezones” les llamó- y no admitir que son responsabilidad propia. De nadie más.
Acusa a los demás de magnificarlos, cuando él en sí mismo está magnificado mediáticamente. No nos paran de señalar que él encabeza las encuestas, que es la figura “más popular” en redes sociales, que tiene un equipo de más de 80 asesores para asistirlo a todo el asunto mediático. ¿Por qué se extraña que sus palabras o sus errores se magnifiquen? El es un personaje público, con una fuerte presencia mediática.
“Después del dislate ocurrido en la Feria Internacional del Libro, parece que la constante es descalificar y generar escándalos, y es común que pueda haber imprecisiones (sic) como la del salario mínimo y otras que se pueden presentar en el futuro”, advirtió tras reunirse con empresarios de la Coparmex.
Peña Nieto no se aguantó y acusó a “la oposición” (¿qué acaso el PRI no es la oposición actualmente? ¿sentirá que ya ganó la presidencia de la República y sus adversarios o contendientes son “opositores”?) de “orquestar” en redes sociales las críticas que se le han hecho por ser incapaz de mencionar tres libros y tres autores que marcaran su vida,por confundir el monto del salario mínimo y también por ignorar el precio del kilo de la tortilla porque “no soy la señora de la casa”.
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