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El rating, enemigo perfecto de la creatividad: Jenaro Villamil

Tomo 39 de los Cuadernos de EL FINANCIERO

Lunes 19 de septiembre 2011

Viridiana Villegas Hernández

Homozapping es el nuevo libro de la colección de los Cuadernos de EL FINANCIERO. Más allá del juego de palabras que es el título, Jenaro Villamil —su autor— define así al homo sapiens de nuestros días: aquel en constante búsqueda de contenidos en medios electrónicos e impresos con el fin de contrastarlos y dejar de asimilarlos de manera pasiva.

Las sociedades de hoy no sólo están mediatizadas por la prensa, la radio y la televisión, sino también por las redes sociales, los blogs y demás contenidos en la red. ¿Cómo llegamos a este punto? El periodista Jenaro Villamil, autor del libro Homozapping, explica que ”si bien este nuevo milenio se ha caracterizado por ser convergente gracias a las plataformas que propone, ello no significa que hoy en día la supremacía de la Internet, el video y la telefonía desplacen por completo a los demás medios, como se ha pensado de los periódicos tras diversos decretos de muerte, pues la prensa tiene más de 200 años de existencia y seguirá adelante porque se está reinventando a través de sus ediciones online, de la utilización de los blogs y en menor medida de las redes sociales; de alguna manera Twitter ha significado el retorno del telégrafo adaptándolo a la simultaneidad y masividad de los 140 carateres”.

En 1969 ocurrió un hecho sin precedentes en la historia del hombre: la misión espacial Apolo XI comandada por Neil Armstrong llegaba a la Luna y con ello se concretaba el primer gran media event transmitido por televisión.

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McLuhan: el Tedio es el Mensaje

Segunda parte del texto en conmemoración de los 100 años del nacimiento de McLuhan. 

Consulta la primera parte aquí.

Jenaro Villamil

Las investigaciones de Marshall MacLuhan en los años sesenta provocaron una inmediata atención entre sociólogos, semiólogos y tecnólogos de la comunicación. Para el canadiense el cambio de organización socila puede describirse como la adopción de una nueva técnica.

McLuhan afirmó que los medios de comunicación estructuran a las sociedades, no por motivos financieros sino sensoriales. Los modos de percepción y de conocimiento son herramientas que prolongan los sentidos humanos, en consecuencia, afectan la personalidad de sus utilizadores.

Creó así su tipología más extravagante y famosa: los medios calientes –el cine, la radio o el libro- que se definen por su riqueza, por su poca posibilidad para la interacción con el usuario: nos quedamos callados en el cine al igual que frente a un libro; los medios fríos –la palabra, el manuscrito, la televisión- que tienen información débil en sus contenidos, pero tendrán una tendencia a hacer participar a los demás.

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El Alunizaje de McLuhan

Jenaro Villamil

El jueves 21 de julio se cumplieron 100 años del natalicio de Marshall McLuhan, profesor canadiense de Literatura que revolucionó la teoría de los medios y de la recepción o “preceptos”, como les llamó. Falleció hace 30 años, pero sus ideas siguen generando nuevas interpretaciones y adaptaciones. Les comparto el fragmento de un ensayo más largo, de próxima publicación, como una primera aproximación a Mc Luhan.

 En junio de 1969, la televisión norteamericana transmitió las primeras imágenes de la nave Apolo XI sobre la superficie lunar. El evento se convirtió en el “mayor espectáculo televisivo” hasta ese momento: 125 millones de telespectadores en Estados Unidos y 723 millones en todo el orbe estuvieron atentos al suceso que marcó no sólo un hito científico sino la confirmación de que la pantalla televisiva se había convertido en el medio hegemónico de la modernidad.

El alunizaje de Neil Amstrong marcó el fin de la primera etapa de la televisión, concebida como un medio reproductor de acontecimientos previamente grabados para convertirse en el escaparate de eventos “en directo” y de alcance mundial.

Surgieron los media events, considerados como las auténticas minas de oro para la atracción de audiencias masivas, globales y multiculturales. Las Olimpiadas, los Mundiales de Futbol, los concursos de belleza y hasta las guerras de intervención o “liberación” se convirtieron en eventos pensados y patrocinados a través de la televisión.

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El Papa Beato y la Boda Británica, Cuidado con los media events

Por Arturo Loría

Ataúd de Juan Pablo II, extraído de las Grutas del Vaticano el día de hoy. Imagen: eluniversal.com.mx

Lo público y lo privado, lo íntimo y lo masivo, es curiosa la forma en la que los medios nos hacen manejar este tipo de circunstancias. Este semana, posiblemente dos de los sucesos más íntimos del ser humano han sido llevados al espacio masivo sin concesiones.

Por un lado, la tan anunciada boda del príncipe William (ahora duque de Cambridge) con Kate Middleton y, por el otro, la beatificación del papa Juan Pablo II.

Si bien, un proceso de beatificación no es nada íntimo, la muerte no podría ser sino una de las cosas más personales. Ni en su lecho de muerte, el papa mediático por excelencia, pudo gozar de la intimidad, del anonimato. Evidentemente no se espera esto último de la cabeza de la Iglesia Católica, sin embargo, no deja de sorprender que a diferencia de sus antecesores, los medios electrónicos y el Internet estuvieron cada minuto al pendiente de la ventana que anunciaría la muerte de Juan Pablo II.

En una tradición medieval que cayó como anillo al dedo a la capacidad de sobreexposición que la televisión y el Internet tienen, su cadáver fue expuesto durante días para, posteriormente, llevar a cabo un funeral y entierro televisados.

A seis años de su muerte, Juan Pablo II recibe de nuevo la atención mundial. El féretro que guardaba los restos de Karol Wojtyla fue sacado el día de hoy de la tumba que ocupaba en las Grutas Vaticanas y ha sido puesto frente a la tumba de San Pedro.

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La Boda Británica, Espectáculo sin Carisma

Imagen: zimbio.com

Jenaro Villamil

Vaya contradicción de los media events:mientras todas las televisoras europeas y norteamericanas, más la prensa rosa y los tabloides británicos están volcadas hasta la saciedad en el infoentretenimiento que representa la próxima boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, el 29 de abril, una encuesta de ComRes arroja que sólo el 48 por ciento de los británicos está interesado en la transmisión de  la ceremonia.

En Estados Unidos, productores y patrocinadores del gran montaje mediático que significa esta boda, una encuesta del programa 60 Minutes/ Vanity Fair señaló en marzo que el 65 por ciento de los norteamericanos no estaba interesado en la boda, pero apenas la semana pasada la revista Parade afirmó que el 82 por ciento de la teleaudiencia estadounidense verá la ceremonia por televisión.

Miles de millones de pesos destinados en despliegue de corresponsales, de especialistas instantáneos en vulgaridades de la realeza, de modistos que especulan sobre el vestido de Middleton, tal vez ya generaron algún interés en la audiencia masiva norteamericana, acostumbrada a la ola de media events.

Para los británicos, la emoción por la boda del príncipe Guillermo es, ante todo, un producto de exportación. De los 2 mil millones de personas que las grandes televisoras esperan que vean el evento, la mayoría serán fuera de Gran Bretaña y, sobre todo, en aquellos lugares donde la cultura televisiva sigue siendo hegemónica frente a las redes sociales.

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