Jenaro Villamil
El desplome del helicóptero Súper Puma, donde viajaba el secretario de Gobernación Francisco Blake Mora, se suma a una larga lista de percances aéreos recientes en los que han fallecido desde pilotos y empresarios, hasta secretarios de Estado y otros destacados funcionarios en el área del Valle de México, en los últimos dos años.
Esta serie de accidentes confirman “el retraso de nuestro país de más de 30 años en materia de legislación y prevención de accidentes aéreos”, así como “las pésimas condiciones en las que viajan las aeronaves de gobierno”.
Ese es el diagnóstico del piloto Carlos Salicurp, especialista en seguridad e higiene de la industria aeroespacial mexicana y secretario de Previsión Social de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), al ser consultado por Proceso.
“Es el resultado del abandono en esta materia. México no cumple con los estándares de seguridad establecidos por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)”, entidad dependiente de la Organización de Naciones Unidas, asegura Salicurp.
Salicurp, con 14 años de experiencia y 11 trabajando en Aeroméxico, afirma que la explotación laboral de los pilotos free lance, a quienes les fraccionan las jornadas de trabajo, no les permiten descansar el tiempo suficiente y son contratados por dependencias gubernamentales y empresas privadas, es una de las causas principales de este tipo de desastres.
“La mayor cantidad de accidentes han ocurrido en aeronaves del gobierno o contratadas por particulares”, puntualiza Salicurp, y advierte: “Basta ver el avión en el que viaja la Primera Dama. Es un Boeing 737 de vieja generación que puede sufrir una accidente”.
El especialista aclara que en términos de aviación civil un accidente “es un suceso donde hay pérdida de la aeronave y/o la muerte de alguno de los pasajeros o tripulantes”. Este tipo de hechos se han incrementado en los últimos años, especialmente en el área del Valle de México.