Jenaro Villamil

Foto: Reuters/Iván Alvarado. Fuente: http://www.larazon.es/
Como no se había visto desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet y menos en los gobiernos de la llamada “transición o concertación” chilena, decenas de miles de estudiantes de secundaria y de preparatoria han salido a las calles por segunda ocasión este domingo 7 de agosto, después de la brutal represión del jueves 4 de agosto que derivó en la detención de 874 manifestantes y el descalabro del presidente-empresario Sebastián Piñeira, quien a año y medio de tomar el poder tiene el peor índice de aprobación en dos décadas: 26 por ciento.
La movilización estudiantil en Chile se ha convertido en el catalizador de una serie de protestas y de crisis previas que han acompañado al gobierno de Piñeira. La clave, como en los Indignados de España o los jóvenes en Egipto, está en las redes sociales. La proliferación de mensajes en twitter, en Facebook y en distintos medios convergentes tomó desprevenido a un gobierno que piensa que las medidas de fuerza contarán con el aval social, como en los años del pinochetismo.
El ex presidente chileno Eduardo Frei, en declaraciones al periódico argentino La Naciónsintetizó así la situación en el país sudamericano: “los jóvenes no se sienten escuchados. Nacieron en democracia y no tienen respuestas. Lo único que ven es a un presidente que considera la educación como un bien de consumo”.