Jenaro Villamil
En el recinto se escuchó una grabación con la voz, inconfundible, de Octavio Paz, y algunas de las líneas más declamadas por una generación que se encontró con Piedra de Sol como atmósfera y esencia:
…amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua…
Con estos versos como introducción, la mañana del miércoles 19 de octubre se concretó un homenaje que tres años atrás fue propuesto por la senadora María Rojo, del PRD y presidenta de la Comisión de Cultura, y por el legislador priista Francisco Arroyo Vieyra: ponerle el nombre de Octavio Paz a uno de los recintos del Senado de la República.
Por unanimidad, los grupos parlamentarios apoyaron la propuesta, pero se concretó hasta que se concluyó el nuevo recinto de la Cámara alta, en el cruce de las avenidas Reforma e Insurgentes, a unas calles del último domicilio del Premio Nobel de Literatura 1990, en la calle Río Lerma, de la colonia Cuauhtémoc.
“Hoy cumplimos ese honroso compromiso al imponer a este auditorio el nombre de Octavio Paz, a quien así le rendimos homenaje, el primero que se hace en esta nueva sede”, afirmó la actriz y legisladora María Rojo.
La memoria a Octavio Paz convocó no sólo a los coordinadores de las tres grupos parlamentarios más importantes del Senado sino a su viuda y fiel compañera, Mari Jo, a la actriz Silvia Pinal, al poeta Homero Aridjis, a ex funcionarios de la cultura como Rafael Tovar y de Teresa o Gerardo Estrada, sino también a dos intelectuales que, en contrapunto, hablaron del poeta: el historiador Enrique Krauze y el politólogo Enrique González Pedrero.
Sigue leyendo.