Paris Cervantes

Federico Döring. Fuente: http://noiselab.com/
Durante las últimas semanas uno de los temas más comentados por la opinión pública, principalmente en las redes sociales, fue la posible aprobación en la cámara de representantes de Estados Unidos de la Ley SOPA y otra que había sido presentado en el Senado conocida como PIPA.
Ambas legislaciones buscan regular los contenidos en la red con el fin de proteger los derechos de autor. Afortunadamente, en Estados Unidos la presión de los ciudadanos y algunas empresas funcionó retrasando su discusión y evitando –desde mi punto de vista—despojar de la libertad que le da sentido a Internet.
Sin embargo, en México no podíamos quedarnos atrás e incluso hasta las malas ideas del primer mundo las copiamos o las adaptamos a nuestra conveniencia. El pasado 15 de diciembre el senador del PAN Federico Döring Casar presentó una reforma a la Ley Federal del Derecho de Autor y la incorporación de algunos artículos a la Ley de Propiedad Industrial.
Mejor conocida como “Ley Döring”, esta iniciativa según los dichos del senador busca: “inhibir las conductas de puesta a disposición de obras protegidas por la Ley Federal del Derecho de Autor, mismas que por su cantidad y volumen, aún sin contar con un ánimo de lucro directo o indirecto, o una ganancia a escala comercial, afectan la normal explotación de la obra en el entorno digital”. Es decir, evitar que los inconscientes cibernautas mexicanos que intenten compartir y descargar cualquier tipo de archivos (música, películas, libros digitales) en la red de manera ilegal y que sean sancionados por esta grave falta.
Mi pregunta es: ¿Por qué así como protegen los intereses de las empresas propietarias de las obras, no cuidan los de los usuarios de internet en México que pagan por un servicio caro y deficiente en muchos casos?