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Carlos Monsiváis, el Adelantado

Jenaro Villamil

Un Homenaje para Conmemorar el Natalicio de un Escritor que Sigue entre Nosotros

Carlos Monsiváis es un caso extraño de conquistador que ya intuía y conocía las dimensiones de los territorios imaginarios, -intelectuales, culturales, periodísticos, sociales- antes de haberlos colonizado plenamente.

El  método de conquista de Monsiváis nunca fue la espada y la cruz, sino el humor y la inteligencia. Su método de amistad nunca fue el apapacho y la falsa amabilidad sino el desafío intelectual y el compromiso compartido.

Era un conquistador desde las izquierdas. Con ellas mantuvo un permanente diálogo y exigencia, pero nunca la abandonó como opción vital, aún con todos sus excesos, sus prejuicios, sus ánimos teológicos, sus carencias. De la derecha le interesaban sus códigos, su lenguaje, incluso sus expresiones artísticas y, por supuesto, sus exabruptos que lo divertían al elaborar Por mi Madre, Bohemios,  pero no la falsa seguridad que da la superioridad de las jerarquías.

La obra de Carlos Monsiváis es abierta, vital, provocadora, permanente. Aún dialoga con los jóvenes que recientemente han marchado con Javier Sicilia denunciando la irracionalidad de la doble violencia –verbal y física- que ha imperado en este sexenio; con quienes defienden aquí y en todo el mundo el derecho a ser diferentes, el respeto a sus opciones de vida como gays, lesbianas o transexuales; a quienes batallan por darle acceso a medicamentos, servicios de salud dignos e integridad moral a quienes viven con VIH; para quienes han migrado de sus lugares de origen y enriquecen la cultura de las ciudades donde viven y se niegan a ser el pretexto para campañas de odio xenofóbico; a quienes pelean por el respeto a la laicidad y están en contra de los prejuicios morales y de los intentos de uniformidad cultural; para los movimientos feministas y medioambientalistas; para quienes ejercen el periodismo crítico, cotidiano, a pesar de la autocensura imperante; para los insumisos que aún creen y luchan por una nueva dignidad.

Identifico tres ejes importantes en la vitalidad de la obra de Monsiváis que quiero reflexionar con ustedes:

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McLuhan: el Tedio es el Mensaje

Segunda parte del texto en conmemoración de los 100 años del nacimiento de McLuhan. 

Consulta la primera parte aquí.

Jenaro Villamil

Las investigaciones de Marshall MacLuhan en los años sesenta provocaron una inmediata atención entre sociólogos, semiólogos y tecnólogos de la comunicación. Para el canadiense el cambio de organización socila puede describirse como la adopción de una nueva técnica.

McLuhan afirmó que los medios de comunicación estructuran a las sociedades, no por motivos financieros sino sensoriales. Los modos de percepción y de conocimiento son herramientas que prolongan los sentidos humanos, en consecuencia, afectan la personalidad de sus utilizadores.

Creó así su tipología más extravagante y famosa: los medios calientes –el cine, la radio o el libro- que se definen por su riqueza, por su poca posibilidad para la interacción con el usuario: nos quedamos callados en el cine al igual que frente a un libro; los medios fríos –la palabra, el manuscrito, la televisión- que tienen información débil en sus contenidos, pero tendrán una tendencia a hacer participar a los demás.

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El Alunizaje de McLuhan

Jenaro Villamil

El jueves 21 de julio se cumplieron 100 años del natalicio de Marshall McLuhan, profesor canadiense de Literatura que revolucionó la teoría de los medios y de la recepción o “preceptos”, como les llamó. Falleció hace 30 años, pero sus ideas siguen generando nuevas interpretaciones y adaptaciones. Les comparto el fragmento de un ensayo más largo, de próxima publicación, como una primera aproximación a Mc Luhan.

 En junio de 1969, la televisión norteamericana transmitió las primeras imágenes de la nave Apolo XI sobre la superficie lunar. El evento se convirtió en el “mayor espectáculo televisivo” hasta ese momento: 125 millones de telespectadores en Estados Unidos y 723 millones en todo el orbe estuvieron atentos al suceso que marcó no sólo un hito científico sino la confirmación de que la pantalla televisiva se había convertido en el medio hegemónico de la modernidad.

El alunizaje de Neil Amstrong marcó el fin de la primera etapa de la televisión, concebida como un medio reproductor de acontecimientos previamente grabados para convertirse en el escaparate de eventos “en directo” y de alcance mundial.

Surgieron los media events, considerados como las auténticas minas de oro para la atracción de audiencias masivas, globales y multiculturales. Las Olimpiadas, los Mundiales de Futbol, los concursos de belleza y hasta las guerras de intervención o “liberación” se convirtieron en eventos pensados y patrocinados a través de la televisión.

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Escenarios del Futuro de los Medios en América Latina, Apuntes de una Pobreza Convergente

Jenaro Villamil

Hace tres décadas, las ciencias sociales y el periodismo de América Latina reflexionaban sobre el futuro de la televisión y la radio en los términos planteados por Marshall Mac Luhan –la utopía de la aldea global- o de la corriente marxista que reflexionó sobre la sociedad del espectáculo como una extensión del sistema capitalista.

En la región, perdimos años maravillosos en querer simplificar y reducir el papel de los medios de comunicación electrónica bien como meros instrumentos de dominación o manipulación política e ideológica, al grado de que el Pato Donald era un simple acompañante de la enajenación de las telenovelas, o perder de vista las particularidades nacionales de cada una de estas industrias culturales, asumiendo sin más que el medio era siempre un mismo mensaje.

Los adelantos tecnológicos nos tomaron desprevenidos. La aparición y el auge del internet en los años noventa como un nuevo medio de información y comunicación han ido transformando el panorama de manera radical. La convergencia acelerada entre este medio, la televisión, la radio y la telefonía nos plantean auténticos desafíos.

Hoy el futuro de la mediatización nos ha alcanzado aunque las estructuras empresariales, sociales, culturales  y políticas que lo determinan hayan cambiado poco en nuestras regiones. Más acelerada que nuestra inacabable transición de la sociedad tradicional latinoamericana a la sociedad abierta y democrática es la transición de los modelos analógicos al digital. Eso impide que a pesar de la posibilidad real de mejores y mayores posibilidades de comunicación e información tengamos un mejor conocimiento de nuestro entorno.

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Lectores de todas las generaciones abrevaron en el pensamiento de Monsi

Carlos Paul

Periódico La Jornada

Martes 21 de junio de 2011, p. 5

Participantes en el acto efectuado en memoria de Carlos Monsiváis, ayer, en el Museo del Estanquillo, en el Centro Histórico. Foto: María Luisa Severiano. Imagen: jornada.unam.mx

“Cuando uno lee ya no está solo. Leer es dialogar y cuando se dialoga la soledad se declara abolida.” Con esta reflexión de Carlos Monsiváis en la mente de los asistentes se inició la maratónica lectura en el Museo del Estaquillo como una muestra del pensamiento vivo y profundo respeto, admiración y cariño que los lectores de todas las edades y generaciones tienen al cronista.

Con el título Cada quien su Monsi y con un lleno completo de la terraza del Museo del Estanquillo, que alberga la colección de más de 15 mil piezas del autor de Días de guardar, arrancó este lunes a mediodía la lectura de fragmentos de algunas de las crónicas y ensayos escritos por Monsiváis, así como el deseo de compartir algunas anécdotas que una u otro de los asistentes vivió con Monsi, de quien el 19 de junio se conmemoró su primer aniversario luctuoso.

Recordar a Monsiváis fue evocarlo como aquel escritor con el don de la ubicuidad que lo situaría como el cronista del México contemporáneo.

Célebre fue el cariño que Monsiváis tenía por los gatos; por ello antes de iniciar la lectura se enlistó algunos de los nombres que Monsiváis puso a sus felinos, como: Monja beligerante, Rosa Luxembugo, Ansia de militancia, Evasión, Fetiche de peluche, Fray Gatolomé de las Bardas, Chocorrol, Miau Zetong, Miss Oginia, Miss Antropía, Mito genial, Caso Omiso, Peligro para México y Copelas o maúllas, entre otros nombres.

Defensor de la cultura popular

En otro momento, en Cada quien su Monsi, la escritora Sandra Lorenzano recuperó el interés que tenía el autor por la cultura y en particular por la cultura popular.

“Por primera vez en nuestro país dejamos de considerar a la cultura como la ‘alta’ cultura y nos dimos cuenta gracias a Monsiváis de que las artesanías, los boleros, los chavos banda, los feligreses yendo a la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre, el cine, las telenovelas, etcétera, también son cultura.”

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Carlos Monsiváis, el Adelantado

A continuación compartimos con ustedes el texto que Jenaro Villamil presentó en el homenaje por el primer aniversario luctuoso de Carlos Monsiváis, llevado a cabo hoy al mediodía en Bellas Artes.

Foto: EFE. Imagen: http://mexico.cnn.com/

Carlos Monsiváis es un caso extraño de conquistador que ya intuía y conocía las dimensiones de los territorios imaginarios, -intelectuales, culturales, periodísticos, sociales- antes de haberlos colonizado plenamente.

El  método de conquista de Monsiváis nunca fue la espada y la cruz, sino el humor y la inteligencia. Su rigor era periodístico por la precisión en los detalles, en la información, pero su alcance era más amplio por la complejidad de su prosa. En su obra, como en la amistad, no prevalecía el apapacho o la falsa amabilidad sino el desafío intelectual y el compromiso compartido.

La obra de Carlos Monsiváis es abierta, vital, provocadora, permanente. Aún dialoga con los jóvenes que recientemente han marchado con Javier Sicilia denunciando la irracionalidad de la doble violencia –verbal y física- que ha imperado en este sexenio; con quienes defienden aquí y en todo el mundo el derecho a ser diferentes, el respeto a sus opciones de vida como gays, lesbianas o transexuales; a quienes batallan por darle acceso a medicamentos, servicios de salud dignos e integridad moral a quienes viven con VIH; para quienes han migrado de sus lugares de origen y enriquecen la cultura de las ciudades donde viven y se niegan a ser el pretexto para campañas de odio xenofóbico; a quienes pelean por el respeto a la laicidad y están en contra de los prejuicios morales y de los intentos de uniformidad cultural; para los movimientos feministas y medioambientalistas; para quienes ejercen el periodismo crítico, cotidiano, a pesar de la autocensura imperante; para los insumisos que aún creen y luchan por una nueva dignidad.

Identifico cuatro ejes importantes en la vitalidad de la obra de Monsiváis que quiero reflexionar con ustedes:

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“El morbo mata incluso el conocimiento de la sociedad”: Carlos Monsiváis

Jenaro Villamil

Imagen: Luis Jorge Gallegos

En octubre de 2006, Carlos Monsiváis recibió el Premio de Literatura y del Caribe Juan Rulfo, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Este fue uno de los muchos reconocimientos a la obra de este “hombre llamado ciudad”. El galardón fue un pretexto para hablar con él sobre su obra, su perspectiva del periodismo actual, su relación con la izquierda mexicana e internacional, su perspectiva sobre la violencia en México que apenas iniciaba su ascenso actual.

Pesimista confeso, crítico del pensamiento de la derecha, Monsiváis reiteró que, pese a todos los resabios de discriminación “la homofobia es ya una mala palabra” en el México de este milenio.“Por lo menos en vastos sectores de la Ciudad de México, el tema tiende (la Ley de Sociedades de Convivencia en ese momento) a normalizarse… (los panistas y los clérigos) han perdido la mayoría de las batallas culturales”, subrayó.

El autor de una compleja obra con más de 50 libros publicados y cientos de artículos, prólogos, ensayos y crónicas dispersas en revistas, periódicos y ediciones especiales, advirtió que las condiciones para el desarrollo del trabajo intelectual y de la izquierda democrática en México serán “muy arduas” en los próximos años.

A continuación, reproducimos la versión completa de esta entrevista, publicada parcialmente en la revista Proceso, como una forma de acercamiento a la obra y a la perspectiva de este gran periodista, ensayista, crítico literario, cronista y, sobre todo, ciudadano que el 19 de junio de 2010 falleció en la Ciudad de México.

Lee la entrevista aquí.