Blanche Petrich
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2011, p. 10

Con el golpe que me tocó a mí empezó la visibilidad de los no escuchados. Foto: Cristina Rodríguez. Imagen: jornada.unam.mx
El poeta Javier Sicilia no niega que el del Castillo de Chapultepec fue un diálogo de sordos entre el Ejecutivo y las víctimas de la violencia, “al menos en cuanto al cambio en la estrategia de seguridad que estamos exigiendo”.
Pero no admite que sea un fracaso para el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que él encabeza. Ni una claudicación. “Logramos romper el monólogo del poder, y ese es un primer paso en un proceso que seguramente va a ser muy largo”.
El escritor reconoce que en el entorno del gobierno calderonista se va a manipular el contenido de estos acercamientos y se va a intentar desvirtuar la esencia del proceso. “Pero no por eso podemos dejar de acudir. Negar el diálogo es alimentar la violencia, polarizar al país más de lo que ya está”.
Ha transcurrido una semana del encuentro cara a cara entre el Ejecutivo –el presidente Felipe Calderón y su núcleo duro del gabinete de seguridad– y un grupo representativo de 23 familiares de asesinados y desaparecidos en el contexto de la guerra contra el crimen organizado declarada por el gobierno federal. Y el efecto mediático y político tiene perplejo a este hombre que nunca pretendió ser líder de nada.