Archivo de la etiqueta: Cine

Reforma de Telecomunicaciones: las letras chiquitas y las trampas

Jenaro Villamil

TELEVISA CHAPULTEPECTras una revisión de los cambios de última hora al dictamen de reforma constitucional en la Cámara de Diputados, encontramos que hubo varios elementos que acaban por beneficiar a las televisoras y permitir un control subrepticio del Ejecutivo federal sobre contenidos, concesiones y publicidad.

Aquí van algunos puntos importantes:

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Habemus Papam, filme en tiempos de orfandad

Jenaro Villamil

Habemus PapamEn 2007 –dos años después de la elección de Benedicto XVI como pontífice católico- Nanni Moretti dirigió una cinta que, ante los acontecimientos recientes se ha convertido en un filme premonitorio.

Habemus Papam relata el cónclave de los cardenales para elegir al nuevo papa ante la muerte de su antecesor. En la primera ronda de elección, ninguno de los tres punteros alcanza los votos necesarios entre los 107 purpurados. En la segunda, por amplia mayoría, eligen a un cardenal italiano de rostro afable.

Justo cuando estaban a punto de presentarlo ante los miles de fieles en la Plaza de San Pedro, al nuevo papa le entra un ataque de pánico.

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Óscar 2013: Argo o la propaganda inducida

Jenaro Villamil

Foto: AP. Ben Affleck aceptando el Óscar a mejor película por "Argo"

Foto: AP. Ben Affleck aceptando el Óscar a mejor película por «Argo»

En el momento final de la entrega de los premios Óscar de la  Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, apareció la primera dama Michelle Obama, en teletransmisión desde la Casa Blanca para anunciar que “el ganador” era Argo, la película que recrea uno de los episodios más traumáticos de la historia reciente norteamericana: el rescate de los rehenes en la embajada de Teherán.

No había sorpresa, dados los antecedentes de Argo que recibió todos los premios anteriores a la entrega de los Óscar. La sorpresa –y no precisamente fílmica– fue ver a la primera dama borrar la frontera entre la cultura del espectáculo y el telemontaje político.

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Periodismo y Cine (Segunda Parte)

Jenaro Villamil

Segunda parte del texto «Periodismo y cine». Consulta la primera parte aquí.

El Corresponsal Heroico

Lisbeth Salander (Noomi Rapace) y Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist) en un fotograma de la trilogía Millenium.

El Reportero, dirigida por Michelangelo Antonioni tiene lugar en África, Londres Barcelona, Almería, Sevilla y Osuna, en los años 1973/74. David Locke (Jack Nicholson), de 37 años, es un reportero de TV, nacido en Estados Unidos y afincado en Gran Bretaña, que desea entrar en contacto con los rebeldes de un país africano para grabar imágenes y entrevistas.

Tras quedar solo y sin apoyos en una zona desértica, cae en un estado de desánimo que le lleva a tomar la identidad de su compañero de hotel, Robertson (Charles Mulvehill), fallecido por causas naturales, con el que guarda gran parecido. Provisto de nueva identidad, emprende un largo viaje para gozar de una vida exenta de los dramas de su vida anterior.

La película de Antonioni, junto con muchas otras, retrata la vida de un reportero en busca de máxima acción en países “exóticos” para el cannon occidental, o que viven acontecimientos históricos, especialmente las guerras más famosas de las últimas décadas como Vietnam, Centroamérica, los Balcanes, Medio Oriente o los golpes de Estado en Sudámerica.

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Periodismo y Cine (Primera Parte)

Jenaro Villamil

Todos los hombres del presidente, de Alan Pakula, uno de los más famosos ejemplos de periodismo y cine.

Desde la fábula del poder mediático que invade la esfera política en El Ciudadano Kane, la obra maestra de Orson Welles, hasta el papel de héroe involuntario del periodista Michael Blomvikst, alter ego de Stieg Larson, el escritor y reportero sueco, autor de la famosa trilogía Millenium, el cine ha indagado en más de seis décadas al periodismo y a los medios de comunicación.

No hay una línea constante ni esquema único en esta historia. Los periodistas son menos socorridos que los detectives, los policías o los abogados como héroes cinematográficos, pero siempre son los indomables que desafían dictaduras, como en Los Gritos del Silencio o son víctimas de golpes de Estado, como en Desaparecido, la gran película de Costa Gavras sobre el ascenso de Augusto Pinochet a Chile.

También son cínicos que privilegian la búsqueda de una “nota exclusiva” y la construcción de historias a modo para vender periódicos o buscar audiencias, o las piezas involuntarias de tramas de poder mucho más complejas, como en Los Secretos del Poder, la extraordinaria serie de la BBC llevada a la pantalla, o Leones por Corderos, la cinta de Robert Redford que critica las invasiones a Afganistán e Irak.

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Encuesta de la semana

Visa al Paraíso, el Compromiso Humanitario de Gilberto Bosques

Jenaro Villamil

Este viernes se estrena en sólo 10 salas del país uno de los documentales históricos más importantes para entender el papel de la diplomacia mexicana frente a los refugiados judíos, españoles, gitanos y muchos otros que se enfrentaron a la pesadilla nazifascieta. Se trata de “Visa al Paraíso”. A continuación les comparto este texto especial.

“Los que tenían la firma de Gilberto Bosques tenían fe para la vida”, recuerda Concepción Ruiz Funes, una de las refugiadas españolas que llegaron a México, a principios de la década de los cuarenta. Como ella, entre 30 y 40 mil personas fueron salvadas gracias a la intervención del entonces cónsul mexicano en el gobierno francés de la resistencia en Vichy, casi la misma cifra de seres humanos que han muerto en estos años durante la “guerra” contra el narcotráfico del calderonismo.

Prácticamente olvidado como ejemplo para las actuales generaciones, Gilberto Bosques revive en el documental Visa al Paraíso, dirigido y realizado por Lillian Liberman. Tras varios intentos infructuosos por ser estrenado en la cartelera comercial, a pesar de los múltiples reconocimientos internacionales, Visa al Paraíso se proyectó sólo por dos semanas, el 18 de marzo de 2010, en la Cineteca Nacional.

En entrevista con Proceso, Liberman advierte que el proyecto lo tuvo “guardado” durante 15 años y en año y medio editó y compiló los últimos testimonios y documentos fílmicos que se presentan en su obra.

Liberman no oculta la fascinación por el personaje que vivió hasta los 100 años, que nunca se afilió al PRI, que recibió múltiples honores en países como Austria –donde una calle en Viena lleva su nombre-, pero fue “congelado” por los gobiernos posteriores a Díaz Ordaz, por su desacuerdo con el rumbo que tomaron los gobiernos priistas. Amigo hasta la muerte del general Lázaro Cárdenas, quien lo envió a Francia con la consigna de rescatar “al mayor número de personas”.

“Yo tuve el privilegio de grabarlo durante 8 sesiones, en vida, a sus 100 años. Y Bosques conservaba una lucidez y una memoria extraordinaria. Vivía modestamente, en una casa en Camino Real de Tetelpan, y gracias a su hija Laura, la mayor, de 84 años, se ha conservado buena parte de la memoria de Bosques”, rememora Liberman.

El documental, de 1 hora 47 minutos de duración presenta los testimonios, entre otros, del historiador Frederich Katz, cuya familia llegó a México gracias a la intervención de Bosques; del escritor Luis Prieto, quien conoció y documentó buena parte de la trayectoria del diplomático; de Claudia Bodek, hija de un médico berlinés que migró a México; de Roberto Civeira, hijo de un republicano español, fundador del Partido Sindicalista, que conoció de niño a Bosques en los campos de refugio en Francia; de Cecilia Elio, española e hija de un juez de Pamplona; del académico Leo Zuckerman, cuyo abuelo, alemán-judío y militante comunista, también fue salvado por Bosques; del abogado Fernando Serrano Migallón, hijo también de refugiados. Y todos coinciden en un punto fundamental: entre 1939 y 1944, la valentía de Bosques engrandeció a México en el escenario de la Segunda Guerra Mundial.

La lista de artistas, intelectuales, empresarios, profesionistas y jóvenes que Bosques salvó gracias al apoyo del consulado mexicano es infinita. La pintora Remedios Varo y su esposo salieron de Europa gracias al diplomático mexicano. La escultora y pintora surrealista Leonora Carrington también llegó a nuestro país con la “visa Bosques”.

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Una Dama de Hierro Improbable

Jenaro Villamil

En la secuencia inicial vemos a una anciana que huye de sus cuidadores para ir a comprar un kilo de huevos a un supermercado. Cruza la calle como si la persiguiera su conciencia. En realidad, es una travesura para romper el confinamiento. Muchos segundos después, nos daremos cuenta que la Margaret Thatcher que dialoga con su esposo y prepara su ropa, que vigila a los mayordomos y damas vigilantes es, en realidad, una Dama de Hierro desvencijada.

Ese desafío de presentar a la mujer más poderosa de la década de los ochenta –y quizá de todo el siglo pasado- al borde de la locura, culposa y olvidadiza, se traiciona a sí mismo conforme transcurre la cinta. La directora Phyllida Lloyd tuvo temor o autocontención. Tal vez temió la condena de los conservadores que, de todas maneras, descalificaron su película por agredir a uno de sus íconos más importantes. También los numerosos críticos y víctimas de la política antisindical, antiirlandesa y profundamente belicosa de Thatcher acabaron por desdeñarla.

Y de la Thatcher absolutamente desvalida, igual que muchos adultos mayores a los que ella les cortó la pensión, pasamos a la hagiografía de la primera ministra británica, en largos y confusos flashback, con muchos tonos naive, que hacen insufrible lo que todo mundo sabe en Gran Bretaña que fue una pelea entre lobos para mantener el poder autoritario y la herencia del thatcherismo.

La película se convierte no en un retrato de la otra cara de la Dama de Hierro, viuda, sola, dialogando con sus fantasmas, sino un fallido intento de explicar y justificar el thatcherismo. Por ejemplo, el episodio de la guerra de Las Malvinas es patético. La película pretende encontrar heroísmo donde sólo hubo exceso de imperialismo venido a menos. Se ignoran o evaden los detalles del conflicto nacionalista irlandés. Y mucho menos se menciona el papel siniestro de la ex primera dama en la primera parte de la epidemia del Sida en Gran Bretaña. Muy diferente a lo narrado, por ejemplo, en la serie de la BBC, La Línea de la Belleza, basada en la extraordinaria novela de Hollinghurst.

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Estrenan documental alrededor de la prolífica vida de Leonora Carrington

Alia Lira Hartmann
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 2 de marzo de 2012, p. 5

Leonora Carrington, en imagen de 2000, al recibir la Orden del Imperio Británico. Foto: jornada.unam.mx

Berlín, 1º de marzo. Leonora Carrington (1917-2011), la pintora, escultora, grabadista y escritora surrealista, ya entrada en los 90 años y pensando tal vez en que no estaba ya muy lejos el momento en que partiría a otra dimensión, decidió otorgar lo más valioso que cualquiera de sus admiradores hubiera podido obtener: su tiempo, y con él, el relato de su larga y extraordinaria vida con un elemento para la posteridad, el cual fue filmado con una cámara de cine para realizar un documental.

Ésa fue la gran fortuna del periodista y cineasta español Javier Martín-Domínguez, guionista, realizador y productor de programas de televisión, cine y documentales (La vida de Jane y Paul Bowls), corresponsal en Nueva York y Tokio de RTV, la cadena Radio y Televisión Española, y quien fue director del Festival Internacional de cine de Sevilla.

De paso por la capital alemana, conversa con La Jornada, y adelanta la presentación de Si fuera una flor: Leonora Carrington y el juego surrealista, documental que este 2 de marzo estrena en la sección panorama internacional en el Festival de Cine de Guadalajara.

El tono intimista del trabajo y la manera en que el periodista se refiere a la artista permite hacer eco de la complicidad entre Leonora Carrington y el cineasta durante las sesiones de rodaje en las que logró ganarse la confianza de la creadora, pues hubo días en que llegaron a compartir hasta 10 horas.

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El Artista, de la Nostalgia a la Metáfora Cinematográfica

Jenaro Villamil

Desde la primera escena sabemos que nuestro protagonista no pronunciará una sola palabra en la cinta. El actor George Valentin (interpretado por el francés Jean Dujardin) es torturado con electroshocks para que confiese. “¡Habla, habla!”, le indican sus torturadores. Él se mantiene en silencio. Y sale airoso de ese episodio con la ayuda de su coprotagonista, el perro Uggy. Se levanta el telón. El público de la sala se siente transportado y aplaude cuando aparece el actor-personaje real.

Vemos así una escena de las últimas películas del consagrado Valentin, una celebridad del cine mudo de Hollywood, con guiños inevitables a la sonrisa, el bigote y el carisma de Douglas Fairbanks, legendario personaje de las películas  silentes que quedó en el olvido de las nuevas generaciones.

Con esta metáfora, el director Michel Hazanavicius nos introduce a la historia de The Artist. A partir de la tragedia personal de George Valentin recrea con nostalgia el tránsito del cine silente al cine sonoro. Ilustra la decadencia del viejo artista con la crisis económica provocada por el crack bursátil de 1929 que coincide con el ascenso de las historias rosas, aspiracionales y fantásticas en el cine de los años treinta. En perfecto contrapunto, el galán más afamado de los estudios Kinegraph va descendiendo en los escalones de la depresión y el orgullo herido, al tiempo que su fan, perseguidora enamorada, la actriz extra Peppy Miller (interpretada por Bérénice Bejo), se convierte en una nueva luminaria, gracias a la apuesta del productor ambicioso (un extraordinario John Goodman) para triunfar en el cine hablado.

Lo obvio en The Artist resulta lo mágico de esta cinta nominada a 10 premios Oscar. Es una película muda, en blanco y negro, que desafía a los espectadores de las audiencias del cine digital, acostumbrados a grandes efectos especiales, a un ritmo vertiginoso y a imágenes tridimensionales para decirles: éste es el cine de siempre, el que sabe contar una historia, simple, trágica, cómica o melodramática, pero que no renuncia a ese secreto. En este caso, es la historia del cine dentro del cine.

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