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Las empresas grandes y los pequeños detalles

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Por Arturo Loría

 

Algunos Tweets que mencionan la #accioncolectivaatelcel

“Una empresa muy grande nunca te hace justicia”, dijo Mario Bernal, padre de Claudia Janeth Bernal, una de las seis mujeres que murieron asfixiadas el pasado 9 de noviembre en el incendio registrado en una de las tiendas Coppel de Culiacán, Sinaloa, en una entrevista realizada por el diario electrónico sinaloense noroeste.com.mx

Existen varias cosas lamentables en la declaración del señor Bernal. La primera se compone de los motivos que lo llevaron a decir esto. El pasado 17 de noviembre, Coppel confirmó que otorgaría 640 mil pesos, aguinaldo completo y salarios durante los próximos diez años a las familias de cada una de las empleadas muertas. Además, se darán ascensos a los familiares que trabajen en las tiendas, así como becas y seguros médicos para los hijos o dependientes económicos de las fallecidas.  Si bien, estas compensaciones son mayores a las que marca la ley, una sensación de injusticia sigue permeando al caso.

¿Por qué a pesar de lo anterior, Mario Bernal sigue sintiendo que no hay justicia? No sólo el daño emocional causado a los familiares hace de ésta una situación injusta. La muerte de estas seis mujeres es el resultado de muchas injusticias y omisiones que, cuando las cosas no funcionan, intentan ser reparadas con recursos que ayudan pero no reparan.

El Caso Coppel no se debe sólo a la falta de medidas de seguridad de la empresa, sino a algo mucho más profundo, complejo y prácticamente encarnado a nuestra cultura: el corporativismo inhumano.

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Ofrece Coppel 640 mil pesos por cada una de las jóvenes muertas en incendio

Javier Valdez Cárdenas – Corresponsal

Periódico La Jornada
Jueves 18 de noviembre de 2010, p.34

Culiacán, Sin., 17 de noviembre. La empresa Coppel ofreció 240 mil pesos por seguro de vida y 400 mil para la adquisición o remodelación de viviendas a cada una da las familias de las seis empleadas que murieron en el incendio ocurrido en la tienda Hidalgo, que se encontraba en el primer cuadro de Culiacán.

Representantes de Coppel reiteraron su promesa de pagar a los deudos aguinaldo completo y salarios durante 10 años, así como otorgar ascensos a los familiares de las occisas que laboran en esa empresa, además de indemnización, becas y seguro médico para los nueve huérfanos y otros dependientes económicos, entre ellos los padres de las fallecidas.

Los convenios firmados se depositarán en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje para garantizar su cumplimiento, explicó Joel Hernández Niño, director de Gobierno estatal.

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Mujeres y niños primero

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Por Arturo Loría

Tweet de la cuenta que la Tienda Coppel abrió para responder quejas y reclamos y que fue dada de baja el pasado viernes.

 

Hagamos el guión de una película gore con tintes de drama: un ente maligno y desconocido encierra bajo llave y candado a seis mujeres por doce horas; a las mujeres se les dice solamente que tendrán que trabajar y ya, a la mañana siguiente volverán por ellas y las liberarán si el trabajo ha sido cumplido. Cerca de las diez de la noche, nuestros personajes detectan humo saliendo de la planta baja del edificio. Al darse cuenta que había iniciado un incendio, seguramente nuestros personajes verán primero la forma de apagarlo y, ante la imposibilidad de esto, escapar ¿Cómo conseguir un argumento creíble para generar un incendio difícil de apagar? Por supuesto: una tienda departamental con toda serie de productos y materiales altamente inflamables y muy pocos extinguidores. Si nuestro guión no es lo suficientemente torcido y sádico aún ¿Por qué no eliminamos todas las salidas de emergencia, de manera que la única posible puerta sea la que el ente desconocido y maligno clausuró al principio?

Pero este producto aún es apto para grandes audiencias, incluyamos un par de detalles todavía más crueles que le impriman un dramatismo quita alientos a la trama: una de las mujeres consigue llamar a los bomberos y a su familia. Los primeros, a pesar de llegar a tiempo, no podrán hacer nada, pues la única puerta está –en efecto- sellada a puro metal. Mientras, dentro de nuestro escenario, esta misma mujer se despide en el teléfono de su familia, que desde afuera presencia los intentos inútiles de salvación. A pesar de estar tan cerca, nadie puede hacer nada.

Para redondear a nuestros personajes y hacer aún más dramática esta historia, podemos incluir flashbacks en los que veamos que cuatro de nuestras seis mujeres eran madres, dos de ellas solteras ¿Por qué no mencionamos también el hecho de que la más joven tenían 22 años y la mayor 36?

Naturalmente necesitaríamos incluir un final en el que el fuego consiga apagarse tras un día de intentos por parte del cuerpo de bomberos (que requirió ayuda de compañeros de otras entidades) y que deje a 15 de ellos intoxicados. Posiblemente incluyamos en este epílogo la reacción de los medios de comunicación, donde haya alguno que censure la información (el nombre de la tienda, por ejemplo), así como las inútiles y casi inhumanas declaraciones de los dueños de la tienda.

A todo esto quedaría, por supuesto, la pregunta final ¿Y el hombre de las llaves?

Como bien saben, lamentablemente lo anterior no es ningún mal argumento hollywoodense. Son los hechos de una nefasta realidad y como Truman Capote solía decir: “La diferencia entre realidad y ficción es que la ficción tiene que ser coherente”.

Y la realidad es que seis mujeres murieron asfixiadas en una tienda Coppel en Culiacán, Sinaloa, tras estar trabajando en un establecimiento que no contaba con medidas básicas de seguridad y que acabó por convertirse en una trampa.

El señor Capote tenía mucha razón: si lo anterior fuera el guión que propuse, sería en verdad malo, pues no hay coherencia alguna ¿Cómo es posible, en primer lugar, que una empresa decida encerrar a sus empleadas durante casi doce horas para trabajar? ¿No se supone que el tiempo máximo de un turno laboral es de ocho horas? ¿En verdad es necesario el trato casi esclavizante? Y eso no es todo ¿Cómo es posible que se mantenga abierta una tienda que no cumple con el requisito de seguridad más esencial como lo es una salida de emergencia? ¿Por qué nadie fue a abrir la tienda cuando los bomberos estaban intentando ingresar?

Y podemos seguir ahondando en incoherencias: me gustaría saber cómo es posible que existan empresarios que no tengan el más mínimo ápice de preocupación por sus trabajadores ¿En verdad hay que llegar a estos extremos para darnos cuenta de las cosas que no funcionan en este país?

Aquí podríamos mencionar a uno de tantos que podría ser el hombre de las llaves: Roberto Gutiérrez Ruelas, director administrativo de Coppel, que el pasado 12 de noviembre declaró que las seis empleadas tenían llaves de la tienda y que pudieron haber salido, que la tienda contaba con detectores de humo y que sí había salidas de emergencia. Curiosa declaración, sobre todo tras el dictamen emitidio por Rafael Avante Juárez, director General de Inspección de la Secretaría Federal del Trabajo, que contradice las declaraciones de Gutiérrez Ruelas, negando todo lo que el director administrativo de Coppel afirma. Curiosas también estas declaraciones, pues los peritos de la Procuraduría de Justicia siguen sin encontrar las supuestas llaves de las empleadas.

Las incoherencias que hacen de éste un evento inevitable y lamentablemente real continúan. La controversia desatada en Twitter hace unos días demuestra otra de ellas. #Coppel se convirtió en Trending Topic en la red, no sólo por lo infame del hecho en sí, sino por la negativa por parte de Televisa a llamar a la tienda por su nombre y dejar la nota en “el incendio de una tienda departamental”.

Conductores como Carlos Loret de Mola se limitaron a declarar en su cuenta de Twitter cosas tales como: “Lo del incendio en Culiacán va a dar para mucho más. Hay que seguir el asunto”, mientras que ni Joaquín López Dórga, ni el polémico Brozo, o ni siquiera Emilio Azcárraga Jean mismo, han declarado algo al respecto.

Mucho menos se ha sabido de Enrique Coppel Luken dueño de la franquicia, que no ha hecho ningún tipo de declaración.

Supuestamente, la tienda abrió una cuenta en Twitter para responder a todas las dudas o reclamaciones que pudieran haber de este hecho: @TiendasCoppel. Originalmente, a través de esta cuenta respondían a cada usuario que les cuestionara lo ocurrido; sin embargo, desde ayer la cuenta se volvió privada y no han admitido a ningún seguidor ¿Habrán sido tantos los reclamos o simplemente Coppel no tiene la capacidad?

La indiferencia de la tienda llega al grado de que, ni siquiera en su página oficial, han puesto algún comunicado o algún correo al que la gente pueda hacer llegar sus reclamos y quejas. De hecho, para la página oficial de la tienda, parecería ser que nunca murieron seis de sus trabajadoras.

El año pasado tuvieron que morir 42 niños por la negligencia y la corrupción de las autoridades. Este año, han tenido que ser seis mujeres para evidenciar que a los empresarios lo único que parece importarles es generar ganancias y multiplicar sus franquicias.

Pareciera ser que se están guiando bajo la política de “mujeres y niños primero” para demostrar las cosas que no funcionan en este país, para enseñarnos cómo la corrupción, la ambición y una franca inhumanidad están matando a nuestra gente.

Volviendo al tema del cine, recordé una escena de la más reciente película de Quentin Tarantino, Inglorious Basterds (2009), en la que Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent), una chica judía que pierde a su familia a manos de los Nazis, decide hacer su propia venganza. Tras mudarse a París y cambiar de identidad, Shosanna adquiere un cine en el que consigue hacer una función especial de un filme de propaganda Nazi a la que Hitler mismo asistirá. De forma catártica (y recomiendo que quienes no hayan visto la película dejen de leer aquí), Tarantino consigue que sus protagonistas encierren a los Nazis, los quemen vivos y asesinen de forma violenta a Hitler.

Tal vez muchos de nuestros legisladores, funcionarios y empresarios deberían de ver esta película –o incluso, vivirla- para entender que la realidad es siempre peor que la ficción y que no se puede seguir viviendo con tanta indiferencia e inhumanidad ante la vida de los otros.