Jenaro Villamil
Texto publicado originalmente en la edición 1909 del semanario Proceso.
La mañana del 1 de julio de 2012, Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la República por la coalición Movimiento Progresista, informó que en la casilla de Insurgentes Sur 2416 había emitido su voto a favor de José María Pérez Gay, su ex asesor y amigo.
“Es un hombre que se ha dedicado a las letras, un intelectual que estimo mucho”, afirmó López Obrador.
En su casa de Centenario 50, en la delegación Coyoacán, la alegría de José María Pérez Gay fue infinita. Olvidó ese día las molestias y el encierro al que lo orilló una enfermedad neurodegenerativa. La deferencia de López Obrador no sólo confirmó la cercanía entre ambos personajes, sino el aprecio por el diplomático, intelectual y periodista que durante la última década se convirtió en un personaje central en las batallas del lopezobradorismo.