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Sin comprometerse a una reforma integral en materia de medios electrónicos y telecomunicaciones y estableciendo un calendario coincidente con los tiempos de la sucesión de 2012, el nuevo decreto de Felipe Calderón en materia de transición hacia la televisión digital terrestre (TDT) constituye “un golpe de timón” y no resuelve ninguno de los temas pendientes y más graves en el sector.
Al presentar su cuarto informe de gobierno, Calderón sorprendió al anunciar el nuevo decreto que modifica el acuerdo sobre el Estándar Tecnológico de Televisión Digital Terrestre, publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 2 de julio de 2004, durante el gobierno de Vicente Fox.
Sin consulta previa con legisladores o agrupaciones especializadas en el tema, el decretazo de Calderón está en sintonía con las dos recientes licitaciones en telecomunicaciones –la de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y la banda 1.7Ghz para telefonía móvil- que beneficiaron a Televisa y sus socios, más la creación de un Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA) que le da a la presidencia de la República el control de los medios públicos y la designación de Mony de Swaan, ex asesor de Juan Molinar Horcasitas, como presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones.
Distintos especialistas consultados por Proceso han coincidido que se trata de una tendencia del gobierno calderonista para “recuperar el control presidencial” en la política de medios electrónicos y de “darle la vuelta al Congreso”, donde no han prosperado ninguna de las reformas propuestas a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones.