Jenaro Villamil

Gerardo Laveaga Rendón en su toma de posesión como presidente del IFAI en sustitución de la comisionada Jacqueline Peschard. Foto: Notimex.
Algo grave está sucediendo en torno al IFAI. Una semana atrás, Enrique Peña Nieto simplemente olvidó el nombre correcto y la materia del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos. No fue un simple desliz. El mexiquense demostró que el organismo no le sirve para sus objetivos políticos (confunde acceso a la información pública con opinión pública) ni está en su lista de compromisos reales.
La confusión de Peña Nieto ocurrió justo cuando anunciaba una gran reforma legal para extender las potestades y funciones del organismo e incorporar a dos nuevos comisionados que se sumarían a los 5 que actualmente integran la dirección colegiada del instituto.
Fue el mismo día que la rendición de cuentas pareció una broma. Los integrantes del gabinete y el propio mandatario dieron a conocer una lista de su declaración patrimonial sin especificar valor, ubicación y menos montos exactos de sus cuentas bancarias. Peña Nieto nos reveló que en una sola fecha (8 de diciembre de 2011) recibió 5 “donaciones”: dos casas y tres terrenos, como si se tratara de una ofrenda que se acostumbra en los rumbos de Atlacomulco.