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Más vejaciones de EU en Afganistán

Reuters, The Independent y Dpa

Periódico La Jornada

Jueves 19 de abril de 2012, p. 26

El diario Los Angeles Times publicó fotografías de soldados estadunidenses posando junto a cadáveres de afganos. El rotativo dijo que son en total 18 imágenes tomadas en 2010 y que las entregó un militar. Foto: tomada de Internet. Fuente: jornada.unam.mx

Kabul, 18 de abril. Las ya de por sí tensas relaciones de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con Afganistán sufrieron otro revés este miércoles cuando el diario Los Angeles Times publicó fotografías de soldados estadunidenses posando junto a insurgentes afganos muertos y mutilados. Washington se apresuró a condenar las imágenes. Autoridades estadunidenses reiteraron, como en denuncias anteriores, que el comportamiento retratado no debe ser considerado típico dentro de sus filas militares, y manifestaron su preocupación de que esto avive el sentimiento antiestadunidense en el país que invadieron en 2001.

El diario británico The Independent señaló que incluso antes de que fueran publicadas las fotografías en el diario, la OTAN ya había emitido un comunicado en el cual prometía una investigación sobre los hechos. Añadió que Los Angeles Times aseguró que que el soldado que proporcionó estas imágenes entregó en total 18 fotografías tomadas en 2010, después de que la división 82 aerotransportada fue enviada en dos ocasiones a investigar reportes de que la policía afgana tenía en su poder cadáveres de atacantes talibanes.

En una de las imágenes, un paracaidista posa junto a un cartel con la frase “cazador de zombies”, colocado al lado de un cadáver. En otra, soldados y un policía afgano muestran ante la cámara las piernas mutiladas de un atacante rebelde. En una más, dos soldados sostienen la mano de un insurgente afgano muerto con el dedo medio levantado.

Durante una reunión de aliados de la OTAN en Bruselas, el secretario estadunidensede Defensa, Leon Panetta, se disculpó “en nombre del Departamento de Defensa y del gobierno estadunidense” y calificó de “inaceptable” el comportamiento de los soldados. Añadió que ya se abrió una investigación al respecto.

“Sé que la guerra es fea y que en ocasiones los jóvenes se dejan llevar por el momento y toman decisiones muy estúpidas”, añadió. Es probable que las fotos aviven el resentimiento hacia Occidente en Afganistán, mientras las tropas de combate de la OTAN preparan su salida del país para 2014.

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, indicó a periodistas a bordo del Air Force One durante un vuelo a Ohio del presidente Barack Obama, que “la conducta mostrada en esas fotos es reprensible”. Carney afirmó que el presidente fue informado del asunto.

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Afganistán: la verdadera barbarie es la guerra

Editorial

La Jornada

El testimonio videográfico dado a conocer esta semana, en el que puede verse a cuatro infantes de marina estadunidenses que orinan sobre los cadáveres de tres presuntos talibanes afganos, ha causado repulsión y escándalo en la opinión pública de Occidente; el propio portavoz del Pentágono, el capitán John Kirby, calificó el comportamiento de los soldados de su país de asqueroso, monstruoso e inaceptable.

Al igual que ocurrió tras la revelación, en abril de 2004, de los crímenes que perpetraba el Pentágono en el campo de tortura y exterminio montado en Abu Ghraib, Irak, ahora Washington se rasga las vestiduras ante la difusión del video referido, anuncia una investigación y arguye, en voz del secretario de Defensa, Leon Panetta, que los actos de ensañamiento de sus soldados son totalmente inapropiados para los militares estadunidenses y no reflejan las normas o los valores que nuestras fuerzas armadas han jurado defender. Sin embargo, Washington ha permanecido impasible ante la difusión de crímenes tanto o más agraviantes perpetrados por su aparato militar, como las condiciones de secuestro en las que se ha mantenido por años a varios centenares de individuos en el campo de concentración de Guantánamo, la red aérea montada por la CIA y el Pentágono para el trasiego de desaparecidos –presuntoscombatientes enemigos capturados– a lo ancho de tres continentes, a fin de transportarlos a centros clandestinos de tortura, o las atrocidades contra civiles iraquíes y afganos retratadas en documentos divulgados por Wikileaks el año antepasado.

Significativamente, Bradley Manning, el soldado al que se acusa de haber entregado esos materiales al portal fundado por Julian Assange, enfrenta cargos mucho más severos que los imputados contra unos pocos militares estadunidenses de baja graduación, violadores de derechos humanos en Irak y Afganistán.

Por otra parte, sin afán de minimizar la repugnancia que causa el ritual primitivo y procaz protagonizado por los infantes de marina, es pertinente señalar que ocurre en el contexto de una monstruosidad mucho mayor, que es la invasión, destrucción y ocupación de Afganistán por la superpotencia, agresión bélica iniciada hace más de 11 años y aún en desarrollo. En el curso de esa incursión, el gobierno de Estados Unidos y sus aliados han matado a decenas o centenares de miles de afganos, tanto combatientes como civiles inermes –niños, ancianos y mujeres entre ellos– en el afán de vengar los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 perpetrados por Al Qaeda en Nueva York y Washington.

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EU promete indagar a marines por profanar cadáveres en Afganistán

David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 13 de enero de 2012, p. 28

Imagen del video que circula en la Internet, en el cual marines orinan sobre cadáveres de presuntos combatientes afganos. Foto: Reuters/YouTube. Fuente: jornada.unam.mx

Nueva York, 12 de enero. El gobierno de Barack Obama intenta controlar el impacto de otro escándalo potencial y posible crimen de guerra resultado de sus invasiones bélicas, al reprobar y prometer una amplia investigación sobre la imagen de marines orinando sobre cadáveres de supuestos talibanes que aparentemente habían matado en Afganistán.

El breve video, difundido el miércoles por sitios cibernéticos públicos, muestra a cuatro marines riéndose mientras orinan sobre tres cadáveres masculinos que el video identifica como talibanes muertos, aunque por ahora no hay confirmación de si eran combatientes talibanes o civiles. Se escucha a uno de los marines decir, mientras orina sobre uno de los muertos: que tengas un buen día, cuate (el video puede ser visto en YouTube y otros sitios). Un quinto militar aparentemente grabó el video. Fue subido a las redes de manera anónima el miércoles.

Hoy el secretario de Defensa Leon Panetta, y la secretaria de Estado Hillary Clinton, deploraron los hechos captados en el video, que se ha vueltoviral en el ciberespacio, justo en momentos en los que el gobierno de Obama intenta entablar un diálogo de negociación con el talibán como parte de su estrategia de salida de esa guerra, la más larga de su historia.

Panetta dijo que vio el video, al que calificó de absolutamente deplorablelo condenó en los términos más fuertes, e informó que llamó al presidente de Afganistán Hamid Karzai para avisarle que había ordenado una investigación plena de los hechos y que los responsables tendrían que rendir cuentas por su conducta inapropiada. Un coro de altos mandos militares estadunidenses en Washington y Afganistán hizo eco de estas declaraciones.

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Si esta es una victoria de EU, ¿sus fuerzas deben irse a casa?

Entonces ¿por qué seguimos en Afganistán? ¿No se supone que estadunidenses y británicos llegaron ahí en 2001 para combatir a Osama Bin Laden? ¿No lo mataron el pasado lunes?

Hubo un doloroso simbolismo en los ataques aéreos de la OTAN de este martes: apenas 24 horas después de la muerte de Bin Laden, se produjo una agresión que mató de paso a un número no determinado de guardias de seguridad afganos.

La verdad es que desde hace mucho perdimos nuestro mausoleo en el cementerio de los imperios, al convertir la cacería del hoy irrelevante inventor de una yihad global en una guerra contra decenas de miles de insurgentes talibán a quienes poco les importa Al Qaeda, pero que con mucho entusiasmo quieren sacar de su país a los ejércitos occidentales.

Las cándidas esperanzas del presidente afgano, Hamid Karzai, y de la secretaria estadunidense de Estado, Hillary Clinton, en el sentido de que ahora, tras la muerte de Bin Laden, el talibán se convertirá en un grupo de apacibles demócratas que obedecerán dócilmente al gobierno corrupto y pro occidental afgano nos demuestra lo poco que estas personalidades entienden de la sangrienta realidad del país. Algunos miembros del talibán admiraban a Bin Laden, pero no lo querían, y él no participó en su campaña contra la OTAN. El mulá Omar, quien está en Afganistán, es más peligroso que Bin Laden para Occidente y nadie lo ha matado.

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Un guerrero superado por la historia

La Jornada

Robert Fisk

El FBI anunció ayer en su página de Internet que el líder de Al Qaeda está muerto. Foto: Reuters. Imagen: jornada.unam.mx

Un don nadie de mediana edad, un fracasado político, rebasado por la historia –por los millones de árabes que exigen libertad y democracia en Medio Oriente–, murió en Pakistán este domingo. Y el mundo enloqueció. No bien había salido de presentarnos una copia de su certificado de nacimiento, el presidente estadunidense apareció en medio de la noche para ofrecernos en vivo un certificado de la muerte de Osama Bin Laden, abatido en una ciudad bautizada en honor de un mayor del ejército del viejo imperio británico. Un solo tiro en la cabeza, nos dicen. Pero ¿y el vuelo secreto del cuerpo a Afganistán, y el igualmente secreto sepelio en el mar?

La extraña forma en que se deshicieron del cuerpo –nada de santuarios, por favor– fue casi tan grotesca como el hombre y su perversa organización.

Los estadunidenses estaban ebrios de alegría. David Cameron lo llamó “un enorme paso adelante”. India lo describió como “un hito victorioso”. “Un triunfo resonante”, alardeó el primer ministro israelí Netanyahu. Pero, luego de 3 mil estadunidenses asesinados el 9/11, incontables más en Medio Oriente, hasta medio millón de víctimas mortales en Irak y Afganistán y 10 años empeñados en la búsqueda de Bin Laden, oremos por no tener más “triunfos resonantes”.

¿Ataques en represalia? Tal vez ocurran, de los grupúsculos en Occidente que no tienen contacto directo con Al Qaeda. A no dudarlo, alguien sueña ya con una “brigada del mártir Osama Bin Laden”. Tal vez en Afganistán, entre los talibanes. Pero las revoluciones de masas de los cuatro meses pasados en el mundo árabe significan que Al Qaeda ya estaba políticamente muerta. Bin Laden dijo al mundo –de hecho me lo dijo en persona– que quería destruir los regímenes pro occidentales en el mundo árabe, las dictaduras de los Mubaraks y los Ben Alís. Quería crear un nuevo califato islámico. Pero en estos meses pasados, millones de árabes musulmanes se levantaron, dispuestos al martirio, pero no por el islam, sino por democracia y libertad. Bin Laden no echó a los tiranos: fue la gente. Y la gente no quería un califa.

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Guantanagate, Nueva Oleada de Wikileaks

Jenaro Villamil

Namir Noor Elden, periodista asesinado por el ejército estadounidense. Imagen: sientateyobserva.wordpress.com

En abril de 2010 se conoció el video donde soldados estadounidenses asesinan a un reportero de la agencia Reuters, Namir Noor Eelden y a 10 personas más en Irak. El 25 de julio del mismo año se divulgan los “papeles del Pentágono” sobre la guerra en Afganistán, entre 2004 y 2009. El 22 de octubre se realiza “la mayor filtración de documentos clasificados en la historia”, dando a conocer una parte de los cables diplomáticos del Departamento de Estado. Ahora en abril de 2011, el miso sitio, Wikileaks, inició un nuevo tsunami informativo con los primeros 700 cables secretos sobre los presos en la cárcel norteamericana de Guantánamo.

La divulgación de los nuevos cables secretos ya no sólo compromete a la administración de George Bush sino a la de Barack Obama. Las fichas militares revelan que ambos presidentes encarcelaron a más de 150 hombres sin cargos y sabiendo que eran inocentes.

Entre esos prisioneros inocentes se encontraba un anciano afgano, de 88 años, y un menor de 14 años que habían sido secuestrados. A otros afganos los detuvieron simplemente porque usaban un reloj modelo Casio que fue utilizado como cronómetro de Al Qaeda. Al periodista Sami al Hajj se le apresó durante seis años para “proporcionar información sobre el programa de capacitación, equipo de telecomunicaciones y operaciones de recolección de noticias de la red de noticias Al Jazeera”.

Los primeros 779 archivos secretos, de un más de 4,700 folios basados en información de los más altos mandos militares, documentan las más amplias arbitrariedades no sólo en la cárcel de Guantánamo sino en la errática y criminal política de invasión a Afganistán.

Según esta primera oleada, el 20 por ciento de los presos fue conducido a Guantánamo de manera arbitraria y los mandos militares encarcelaba a afganos para “explotarlos”, según la propia terminología de los despachos militares, y conseguir información.

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