Venganza y elecciones, mancuerna excelente: El caso de ex gobernadores de Tamaulipas

Carlos Emilio Ibarra

Durante décadas el poder coercitivo del Estado y su eficiente aparto persecutor de criminales que no conforman parte de la estructura y que se catalogan en el espectro político como disidentes fungen el papel de entes que permiten demostrar que haya justicia en la administración de un gobierno (aún  cuando todos sabemos que es un montaje falso) por lo que se ha utilizado dicha estrategia tradicionalista de los gobiernos, como un método sistemático y bastante funcional cuando se trata de desprestigiar al enemigo político en potencia.

No es para nada extraño que perteneciendo la clase política a las mismas élites que siempre han gobernado México, ahora sea utilizado ese mismo aparato estatal constrictor para ceñir a quienes pueden limpiar la honra de un sistema de justicia y un estado de derecho inexistentes (no me refiero con esto a que las herramientas no existan), mismo que se encuentra inmerso y cooptado por los brazos de la delincuencia organizada y que por tanto es aún más la necesidad de llevar al cabo estas supuestas limpias que demuestren la cara falsa de la moneda.

El uso de la justicia para la obtención de réditos políticos es un bien maligno, y es que es evidente que en plena contienda electoral se comiencen a desempolvar viejas historias de corrupción, delincuencia y acciones que salen del margen de la ley, de aquellos que fueron gobernantes. Es entendible también, que el sistema de procuración de justicia que Felipe Calderón claramente dirige, se encuentre en una cruzada para desprestigiar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en su ruta hacia la silla presidencial. ¿Será acaso que su sistema de justicia goza de tan poca credibilidad frente a la percepción ciudadana, que se ha vuelto necesario realizar acciones que en verdad golpeen al crimen internacional para levantar los índices aceptables del funcionamiento de las instituciones  mexicanas?

Sea cual sea el fin, hay una realidad y es que tres ex gobernadores del estado de Tamaulipas, tenían expedientes, que eran de total desconocimiento para la mayoría de la sociedad mexicana y no eran cualquier clase de expedientes, sino que están conformados por denuncias bastante fuertes, como involucramiento con el crimen organizado e internacional. Sin embargo estos tres casos no eran del desconocimiento de las autoridades federales, y esto se debe remarcar, por lo que entonces nos encontramos frente a una total manipulación de la información para marcar tendencias en un proceso electoral que será bastante impositivo para el partido que actualmente gobierna y esto no es para menos cuando el resquebrajamiento del Estado encabezado por panistas se encuentra latente y expuesto a la critica de la opinión internacional.

Es verdad que hay una aplicación de justicia selectiva como lo señalan diversos especialistas, eso es irrefutable, mas si le damos la vuelta a la moneda resulta ser nada admisible que nuestro sistema de justica sí resguarde datos de delincuentes de cuello blanco, como lo es en los casos de Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrignton y Eugenio Hernández Flores; pero cuando se trata de víctimas denunciantes, no sólo de estas dos últimas administraciones federales panistas, sino también de las administraciones de Zedillo y Salinas, sólo por mencionar algunas, no se resguarden las denuncias, la información y los nombres que han proporcionado diversos ciudadanos, sino que además sean perseguidos por ese sistema de justicia que siempre se ha encontrado filtrado y erosionado por la gran corrupción que de ahí proviene.  Por lo que a diferencia de “filtración de información”, denominaría esto como una dosis de su propio chocolate y como un asunto inminentemente de interés público, puesto que los afectados son los ciudadanos mexicanos, si partimos de las acusaciones que se les imputan a los tres ex gobernadores, que habían gozado del anonimato gracias a su fuero, poder y compadrazgos con la elite política.

Esto se trata de rendición de cuentas, y es entendible y más que claro que hay tendencia en la impartición de justica en México y también es entendible cómo estas prácticas abren una ventana para que a través del análisis o simplemente del sentido común, se descifre lo que estas instituciones pueden hacer con cualquier individuo que las rete y no congenie con sus fines, pero también es muestra de que los sistemas de inteligencia están ahí, listos para empezar a funcionar a favor de los ciudadanos, listos para impartir verdadera justica, listos para hacer su verdadero trabajo.

Más que salirse con la suya el gobierno de Calderón, exponiendo a sus rivales políticos como lo peligrosos y cancerígenos que son (al igual que él y su gabinete), quienes salimos ganando de todo esto somos los ciudadanos y es que esto marca un precedente, alienta a exigir mejores resultados no sólo del sistema de justicia mexicano, sino también de la misma clase política que gobierna el país.

Seguro es que casos como éste también son abundantes dentro de las filas del Partido Acción Nacional (PAN), del Verde Ecologista, del Nueva Alianza y del PRD, pero si pensamos que estos políticos en vez de encubrir sus delitos y fechorías están de punta y machete entre ellos, podríamos entonces enterarnos de muchas cosas más y la estrategia de “Venganza” entre ellos mismos sería clave para sacar a flote  a la nada popular en México, señora justicia.

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