Segunda parte del texto leído en el Coloquio de Otoño de la Universidad Veracruzana. Consulta la primera parte aquí.
Jenaro Villamil
Recuperación de lo Público
Es un hecho cada vez más presente que la política en México se hace en los medios y para los medios, en particular, para la televisión comercial. Como vehículo de promoción y publicidad –incluso, a costa de la serie de escándalos y videoescándalos- de los políticos, la televisión abierta es la gran plataforma de conocimiento.
Sin embargo, esto no ha enriquecido la política y menos lo político. Ni los modelos televisivos y radiofónicos imperantes en México promueven la deliberación pública sino la estridencia de lo efímero, una especie de talk show imparable y permanente, al margen y por encima de las propias demandas, intereses y necesidades de la sociedad.
De esta manera, el divorcio se plantea así: la información como un bien público es sustituida por la mercadotecnia como política esencial de los medios; la comunicación se confunde con la publicidad y la propaganda; los mismos medios electrónicos, lejos de cumplir con un servicio acorde con su condición de señales públicas concesionadas, se transforman en poderes fácticos que se sobreponen y determinan a lo público.
Jesús Martín Barbero escribió en Los Medios y las mediaciones:
“En América Latina el abandono del mediacentrismo se está produciendo menos por el impacto de la reconversión industrial de los medios que por la fuerza con que los movimientos sociales hacen visible las mediaciones”.
Barbero propuso investigar tres lugares de mediación: la cotidianidad familiar, la temporalidad social y la competencia cultural.
Esta propuesta no ha dejado de ser válida como una fórmula para recuperar el espacio de lo público en nuestros medios masivos. La responsabilidad no es sólo de los movimientos sociales sino de nuestros propios políticos y de los trabajadores de los medios de comunicación.
La mediación sin democratización es la ruta más segura para la derrota civilizatoria de nuestra sociedad. Recuperar lo público reclama expropiar de la ruta de los videoescándalos, de la teleguerra sucia y de la autocensura informativa la riqueza cultural que es una promesa incumplida de nuestros medios.
En comentario anterior y en referencia a este tema, a los que tenemos algunos sexenios sobre nuestras espaldas no nos causa ninguna exaltacion, el que hoy la politica y los medios tengan un matrimonio arreglado pero no firmado, ¿porque? en años anteriores solo leyendo algunos diarios o revistas, podiamos enterarnos de los comentarios de los diferentes analistas politicos, economistas, y demas, en la television era impensable el que un analista su comentarios fuesen contrarios a el poder en turno, pero tambien los medios han caido en la misma trampa de la publicidad, ahora cuando anuncian a algun analista primero viene el comercial y luego el comentario, yo le llamo, » LA GRAN PROSTITUCION DE LOS MEDIOS Y POLITICOS», se entregan al mejor postor o ¿no? aaaaaaaaadios.