Jenaro Villamil
Una vez más, Fernando Larrazabal vuelve a burlarse y llevar al baile a la dirigencia estatal del PAN y al líder nacional de su partido, Gustavo Madero. No es la primera vez que el alcalde de Monterrey –la tercera ciudad más importante del país- demuestra su astucia para darle la vuelta a la legalidad, lavarse las manos de su responsabilidad en los indicios de corrupción que rodean a su figura.
Sobreviviente de varios escándalos, ex operador del PRI en su juventud, Larrazabal llevó el talento del enredo a su trayectoria como panista para marear a sus impugnadores y convertir la tragedia del Casino Royale en una oportunidad para presumir sus mañas, como el acarreo de seguidores que participaron en una “consulta” de menos de 600 personas que votaron para que se quede al frente de la alcaldía.
Larrazabal es una ruta de impunidad. Como ex alcalde de San Nicolás, dejó una estela de irregularidades. En 2003, la Contaduría Mayor de Hacienda del Congreso de Nuevo León detectó irregularidades por 4.5 millones de pesos en la cuenta pública del municipio, pagados con facturas presuntamente falsas a dos constructoras, proveedores y hasta a un funcionario municipal.
ahí se ve amigo toda la corrupción que impera en los partidos políticos }caray no hay partido que no caiga en la vil corrupción ,en fin cuando despertara la sociedad,salu2 afectuosos,..