Jenaro Villamil
No sabemos qué karma singular tenga que pagar Tenzin Gyatso, el Dalai Lama, para tener que acompañar su mensaje de paz y de resistencia contra la violencia acompañado de Elba Esther Gordillo, quizá uno de los símbolos más claros de nuestra liturgia política heredada del salinismo.
A pesar de esta contradicción logística y discursiva en sus términos, el Dalai Lama logró en esta visita a México conectar con uno de los debates que cruza los contenidos mediáticos, los eventos trágicos del norte del país, la retórica gubernamental y el inicio de la Caravana por la Paz, encabezada por Javier Sicilia, hacia el sur: ¿es la violencia la solución contra sí misma?
En la entrevista publicada este lunes en Reforma, el Dalai Lama demuestra por qué su batalla independentista puede ser compatible con el humor, la religiosidad budista y el pragmatismo de un dirigente que ha sido reconocido con el Premio Nóbel de la Paz.
Los karmas que tendrán que pagar los que reencarnen en la «maestra», porque ella está tan campante reencarnando en cada sexenio y no pasa absolutamente nada; «Buda salve a la reina de la educación en México».
No qué va, ni a ella ni a calderón los van a querer ni el infierno.