Jenaro Villamil
El jueves 21 de julio se cumplieron 100 años del natalicio de Marshall McLuhan, profesor canadiense de Literatura que revolucionó la teoría de los medios y de la recepción o “preceptos”, como les llamó. Falleció hace 30 años, pero sus ideas siguen generando nuevas interpretaciones y adaptaciones. Les comparto el fragmento de un ensayo más largo, de próxima publicación, como una primera aproximación a Mc Luhan.
En junio de 1969, la televisión norteamericana transmitió las primeras imágenes de la nave Apolo XI sobre la superficie lunar. El evento se convirtió en el “mayor espectáculo televisivo” hasta ese momento: 125 millones de telespectadores en Estados Unidos y 723 millones en todo el orbe estuvieron atentos al suceso que marcó no sólo un hito científico sino la confirmación de que la pantalla televisiva se había convertido en el medio hegemónico de la modernidad.
El alunizaje de Neil Amstrong marcó el fin de la primera etapa de la televisión, concebida como un medio reproductor de acontecimientos previamente grabados para convertirse en el escaparate de eventos “en directo” y de alcance mundial.
Surgieron los media events, considerados como las auténticas minas de oro para la atracción de audiencias masivas, globales y multiculturales. Las Olimpiadas, los Mundiales de Futbol, los concursos de belleza y hasta las guerras de intervención o “liberación” se convirtieron en eventos pensados y patrocinados a través de la televisión.