Jenaro Villamil
“Millonario malvado”, le gritó el comediante que se hace llamar Jonnie Marbles, al magnate Rupert Murdoch. Le arrojó un plato con espuma de afeitar, para sorpresa de todos los asistentes a la comparecencia de del dueño de News Corporation que se suspendió momentáneamente ante el incidente que se convirtió en “la nota” de esta sesión parlamentaria.
Todo transcurría sin contratiempos en la sesión. Los Murdoch, Rupert y su hijo James, pusieron cara de contritos. Se disculparon ante los familiares de las víctimas que fueron espiados telefónicamente por reporteros del tabloide News of the World, que finalmente cerró el pasado 10 de julio, e insistieron que ellos no conocían lo sucedido.
“Lo que pasó estuvo mal, nos disculpamos y estamos cooperando con la policía para encontrar a los culpables”, afirmó James Murdoch, vicepresidente de News. Corporation.
Resulta escalofriante la manera en que algo como el espionaje puede prosperar sin freno alguno, bajo la mirada de gente que deberia proteger a los ciudadanos. Pero mas escalofriante resultan las similitudes que se encuentran entre este personaje y uno que se dice mexicano:
«En vez de consagrarse al ejercicio del periodismo, Murdoch se dedicó a cultivar relaciones con políticos poderosos en todos los continentes, al tiempo que se entregaba al sensacionalismo populista, siguiendo el ejemplo de Hearst, y a abaratar procesos de producción, lo cual logró despidiendo miles de trabajadores.»
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