Jenaro Villamil
El “autodestape” del senador Santiago Creel y el lanzamiento de una estructura paralela llamada México Adelante, es tan sólo la confirmación de que los tiempos sucesorios se han adelantado, especialmente en el seno del partido gobernante. Algo similar, fue el lanzamiento de Expresión Política Nacional (EPN), la denominación de las redes que apoyan a Enrique Peña Nieto, durante su “cargada” light organizada el pasado jueves 7 de julio, en Toluca.
Prácticamente en todos los flancos partidistas se han desatado los “destapes” y las especulaciones sobre alianzas y pactos secretos entre precandidatos y partidos. Esto es un síntoma de que el Instituto Federal Electoral tendrá no sólo que pelearse con los concesionarios de radio y televisión sino vigilar y sancionar los presuntos actos anticipados de campaña.
Una primera lectura de esta serie de “destapes” es que el control del 2012 se le ha ido a Felipe Calderón (quien hizo lo mismo en 2004, durante el gobierno de Vicente Fox) y que los verdaderos árbitros en esta fiebre sucesoria serán las pantallas televisivas y sus empresas encuestadoras, no el IFE ni las direcciones de los partidos.
Cuatro eventos concatenados explican esta fiebre sucesoria: