Jenaro Villamil
Las víctimas de la violencia generada por la guerra contra el narcotráfico tomaron la palabra en el Palacio de Chapultepec. Le reclamaron al gobierno la “falta de respeto” a las víctimas, el incumplimiento de las promesas de investigación, la corrupción en los cuerpos policiacos y ministeriales, así como un urgente cambio de estrategia, mientras el presidente Felipe Calderón expresó una larga justificación, responsabilizó a los jueces por la liberación de delincuentes y aceptó formar una comisión de seguimiento que se reunirá en tres meses.
Atenazado frente a los testimonios constantes de los familiares de las víctimas y el rosario de desaparecidos, secuestrados y asesinados, incluso por las mismas fuerzas de seguridad, Calderón en su última intervención tuvo que admitir que su gobierno “probablemente será recordado por este tema (la guerra contra el crimen organizado) y probablemente seré recordado injustamente”.
En el diálogo estuvieron presentes también la procuradora general Marisela Morales, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, el titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quienes intervinieron para explicar y justificar los errores cometidos en las investigaciones y en la falta de respuestas.
También asistió la primera dama, Margarita Zavala, quien le escribió varias notas a Felipe Calderón. Poco después de que su esposa la pasara una nota, Calderón se levantó para abrazar a la señora María Elena Herrera, quien se quebró en el momento de relatar la desaparición de cuatro de sus hijos y le reclamó al primer mandatario la falta de atención de sus casos. Fue uno de los momentos climáticos del encuentro.