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Por Arturo Loría
“Una vez más Twitter demuestra ser la punta de lanza de la libertad de expresión; aquí la censura no tiene peso alguno #presuntoculpable” dice un tweet citado por un artículo de La Jornada publicado el día de hoy. Es un hecho que a lo largo del último año, el sitio de microblogging se ha convertido en uno de los nuevos y principales espacios de insurgencia.
El apoyo que brindó a los egipcios (basta ver la importancia adquirida por el #jan25) fue fundamental para la revolución recientemente vivida por el país de medio oriente. Ahí está también el caso de Carmen Aristegui y la oleada de tweets que, no sólo apoyaban a la periodista, sino que buscaban poner en perspectiva el tema. Podrían mencionarse también los casos de los ataques de Televisa a Proceso y Reforma que generaron miles de opiniones de 140 caracteres, o en un nivel más sensacionalista, el caso Kalimba, que provocó toda clase de opiniones, chistes y muestras de “ingenio”.
Es, pues, claro el papel que Twitter ha adquirido como espacio público de análisis y crítica. El tweet citado previamente tiene mucha razón al decir que ahí la censura no tiene peso alguno (afirmación que no es enteramente cierta) y los recientes eventos ocurridos en torno a la película Presunto Culpable no son la excepción.
Las opiniones generadas en torno a la suspensión que la juez federal Blanca Lobo decidió establecer el pasado miércoles 2 de marzo han sido miles y son, principalmente, muestras de apoyo hacia el filme y de total rechazo hacia la presunta censura en contra de éste. La red social expone todo tipo de comentarios, que van desde aquellos que buscan mandar a la hoguera a la juez hasta los que defienden a ultranza el derecho a la intimidad del quejoso.
Así como van las cosas, lo verdaderamente revolucionario será la acción rotunda y clara del anonimato verdadero, del ser pensante y actuante que evada el uso de los supuestos instrumentos de la revelión cibernetica, y desde la nada se manifieste con hechos simples, claros, y rotundos. Twitter es una farza, y lo seguira siendo mientras no se cuestione su verdadero origen y por consecuencia su verdadero fin.
Hay que cambiar las cosas, el Twitter si es bueno pero las cosas se hacen fuera del entorno virtual.
Presunto Culpable: ¿Dios te mete a la cárcel y el diablo te saca de ella?
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