El País
ENRIC GONZÁLEZ / GEORGINA HIGUERAS / NURIA TESÓN | El Cairo 11/02/2011
La multitud congregada en el centro de El Cairo ha desafiado el llamamiento del Ejército a que desista de la protesta y ha redoblado el clamor contra el dictador Hosni Mubarak para que abandone el poder. La plaza de la Liberación de la capital egipcia se ha convertido hoy en un olla a presión cargada de frustración popular. Tras desatar anoche la ira popular con su discurso, Mubarak podría haber puesto rumbo hoy con su familia a la localidad turística de Sharm el Sheij (este del país, junto al mar Rojo), según informaciones de la cadena Al Arabiya. Un portavoz del Partido Nacional Democrático, la formación del rais, ha confirmado esas informaciones a la agencia France Presse. La televisión estatal, cuya sede ha sido rodeada por los manifestantes, ha anunciado que va a emitir un «importante» comunicado de la Presidencia en breve.
Tras el mensaje decepcionante de los militares, que siguen sin abandonar su calculada neutralidad en las más de dos semanas de crisis, el imán de la mezquita de Tahrir ha aprovechado el sermón de la oración del viernes para reclamar a los manifestantes que se mantengan «firmes» y perseverantes en sus demandas. También les ha animado a «celebrar el triunfo de la dignidad». La plaza, abarrotada con centenares de miles de personas, ha prorrumpido en gritos de «fuera, fuera», el mensaje que más se repite desde hace 18 días. Ni siquiera la perspectiva de que el rais, tras su supuesta marcha de la capital, cediera todos sus poderes al vicepresidente, Omar Suleimán, les contenta. La mayoría quiere que renuncie de manera clara a su cargo.
El Ejército se ha mantenido fiel a la ambigüedad en su esperado mensaje al pueblo egipcio, impaciente ante la decepción que ya supuso anoche la decisión de Hosni Mubarak de aferrarse al poder. En un comunicado divulgado poco antes de mediodía, el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, presidido por el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui, ha exigido el fin de las protestas para recuperar la normalidad en el país árabe. Los militares se han comprometido a levantar el estado de emergencia, una de las exigencias clave de la oposición, siempre y cuando los manifestantes dejen las calles y regresen a sus casas.
«El estado de emergencia se levantará tan pronto como terminen las actuales circunstancias», reza el comunicado militar. Los generales también han asegurado que apoyarán las «enmiendas legislativas» necesarias para garantizar la celebración de «elecciones presidenciales libres y justas» pero sin concretar una fecha. Por último, han reclamado la necesidad de «recuperar ordenadamente la normalidad para preservar los intereses y la prosperidad de nuestra gran nación».
Crece la protesta
Sus palabras no han tenido ningún eco en la población. Si acaso, han redoblado su determinación de mantenerse en la calle hasta que Mubarak se vaya. Cada minuto que pasa sin que el presidente renuncie al poder, que detenta desde 1981, la situación se tensa más. La inmensa plaza de la Liberación se queda pequeña para los millones de personas que marchan por todas las calles de El Cairo. Son ríos de gente que se dirigen a los puntos más emblemáticos: primero fue, a principios de esta semana, el Parlamento; hoy son también el palacio presidencial y la torre de la televisión estatal.
«Abajo, abajo Mubarak», es el lema coreado por varios cientos de personas a las puertas del palacio, vigilado por soldados que asisten sin intervenir a la protesta. Un cartel exigiendo la renuncia del rais ha sido colgado en las alambradas que bloquean la entrada al edificio. «No importa cómo enmiendes la Constitución, no te queremos» y «dejar significar marcharse», son otros de los gritos lanzados por los presentes. En la sede de la televisión, el ambiente es similar y hay soldados tanto en el perímetro del edificio, como en el interior del mismo.
En otros lugares, como Alejandría o Suez, la situación se complica por horas, según las informaciones que llegan a través de televisiones y agencias. En Alejandría, la segunda ciudad del país, miles de personas se manifiestan en el exterior de la mezquita de Qaid Ibrahim, cuyo imán elogió durante la oración a los asistentes por ayudar a «poner fin a un régimen corrupto que actúa como agente de otros» y les ha pedido que no abandonen una «revolución que está siguiendo todo el planeta». La cadena Al Arabiya informa citando a testigos de que en Suez los manifestantes se han hecho con el control de algunos edificios gubernamentales. En esa ciudad, como a lo largo de todo el Canal de Suez, las manifestaciones han ganado fuerza en los últimos días al sumar numerosas huelgas.
Pero la protesta no se limita sólo a las ciudades principales y ha prendido en todo Egipto. Uno de los últimos incidentes, informa Reuters, ha sucedido en la gobernación de Sinaí del Norte (noreste del país), donde unas 1.000 personas han atacado con cócteles molotov un centro policial para tratar de liberar a algunos detenidos. Los agentes han respondido con fuego real y hay al menos tres coches policiales incendiados. El enfrentamiento ha dejado al menos una víctima mortal. En otras localidades del país tradicionalmente conflictivas, como los centros industriales de Mahala el Kubra y Mansura (al norte de El Cairo) o Beni Suef (al sur), el discurso de Mubarak también ha lanzado a la calle a decenas de miles de personas, informa Efe.
Esperanzas rotas
Y es que los militares dieron ayer esperanzas a los manifestantes al anunciar que respaldaban «las reivindicaciones legítimas» del pueblo egipcio, aunque, un día después, su papel siga sin definirse. Apoyan, o al menos entienden, las peticiones de la oposición pero al mismo tiempo mantienen en pie un régimen que parece derrumbarse según pasan los días. El mensaje ha sido un jarro de agua fría sobre las esperanzas del pueblo egipcio como lo fueron anoche las palabras del rais. El desafío lanzado por Mubarak a su pueblo, anunciando que continuaría como presidente hasta septiembre pero que transfería parte de su poder al nuevo hombre fuerte, Suleimán, desató la ira de los manifestantes, que daban por hecha la apertura de una nueva etapa en el país árabe.
Miles de personas pasaron la noche en la plaza de la Liberación, emblema de la revuelta, para demostrar que no claudican en su lucha. Siguiendo un esquema que se repite desde hace 18 días, desde primera hora se han ido uniendo nuevas personas. Pasada la oración de mediodía, la protesta es una auténtica marea humana.
El anuncio del rais fue insuficiente no solo para los egipcios, sino también para el líder opositor Mohamed El Baradei -quien aseguró en su cuenta de Twitter: «Egipto va a explotar»-,; para varios dirigentes europeos y para la Administración de Barack Obama, que tras reunir al equipo de seguridad nacional pidió a Mubarak una democracia «inequívoca».
Los Hermanos Musulmanes, el partido islámico con mayor respaldo en Egipto, ha calificado de «truco» el discurso de Mubarak y ha pedido a los egipcios que mantengan el pulso en la calle. «Es vuestro destino enfrentaros a un régimen arrogante y corrupto que está jugando con vuestra paciencia y esquivando sus responsabilidades. Demostrad vuestra paciencia e insistencia para recuperar vuestros derechos», reza un comunicado divulgado esta mañana.
Vamos al grano. En Tunez, en Egipto, en México y en multitud de paises la mayoría de sus pueblos padecen desempleo, pobreza y hambre generados por gobiernos oligárquicos y plutocráticos, que frecuentemente caen en nepotismo y autoritarismo, todo ello encubierto por una supuesta democracia a través de amañadas elecciones con las cuales se perpetuan en el poder; así en Tunez la MAYORIA acaba de darle las gracias a un presidente que se mantuvo en el puesto veintitrés años; en Egipto, no obstante el evidente apoyo gringo al Sr. Mubarak, quien se reelige periodo tras periodo desde que agarró (con auténticas garras) el poder en 1981, se habla de dos o tres millones de ciudadanos representantes de la MAYORIA -de un total de casi ochenta- que desde hace ya tres semanas se mantienen día y noche exigiendo la salida del pésimo y corrupto presidente y sus subordinados. En nuestro México la oligarquía plutocrática alcanza records mundiales al estarnos «mangoneando» hace ya largos ochenta y dos años: setenta y uno de pri y once de pan. Faltan casi dos años de calderonato; tu, estimado lector, ¿crees que en ese periodo la inercia negativa de 82 años pueda ser revertida por el Sr. Calderón???.
Más temprano que tarde tendremos que recurrir a la multitudinaria protesta PACÍFICA donde millones tendremos que ahogar, acogotar, sofocar, asfixiar, etc. cualquier intento de represión por parte de las fuerzas públicas en todas y cada una de las capitales de la República en base a nuestra abrumadora superioridad numérica y de la razón jurídica que nos proporciona la Constitución mediante su Artículo No. treinta y nueve. Simplemente les exigiremos que aprovechen que estamos en «barata»,QUE SE VAYAN -casi-TODOS. Habrá varios que tendrán que quedarse para aclarar significativas cuentas pendientes. ¡¡ YA ESTUVO SUAVE!!!!