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Es domingo 20 de junio. Me dirijo al Palacio de Bellas Artes a mi último encuentro con Monsiváis, como la mayoría de los domingos, cuando citaba a los amigos a desayunar o a comer en la cafetería del recinto del pastel. En esa misma cafetería compartí muchos sándwiches, muchos chismes y cocas light con él y con quien estuviera al lado.
Generalmente nos juntábamos Rolando Cordera y Elena Sandoval, Raquel Serur y Bolívar Echeverría, Marta Lamas y Jesús Ramírez Cuevas.
Recordé que tenía que llegar “completamente leído” o, al menos, lo suficientemente informado de las noticias dominicales, de la edición completa de Proceso y de la publicación de Por mi Madre, Bohemios, para hacer comentarios, correcciones, puntualizaciones. No hacerlo era como llegar desnudo. Y llegar desnudo ante Carlos era como carecer de coqueteo suficiente.
Recordé que era una mañana de junio. Y me vinieron a la mente los versos de Carlos Pellicer, de Horas de Junio, que tanto le gustaban:
Junio, jardín de junio, yo no quise
Sino sólo una voz de tu ternura
Besar en el aire que en tus ojos dura
Y soltar en mis labios lo que dice.
Pellicer y Bellas Artes ponían nostálgico a Monsiváis. Como esa mañana nublada, después de la entrañable despedida en el Museo de la Ciudad de México.
Amor así, tan cerca de la vida
Amor así, tan cerca de la muerte
Junto a la estrella de la buena suerte
La Luna nueva anúnciate la herida.
Transcurrió el homenaje. Los funcionarios, las celebridades, los dirigentes políticos, pero sobre todo, muchos capitalinos que acudieron a darle el último adiós al Gran Gato. Retumbó una consigna a las 15 horas, en el momento de la salida del ferétro, en medio de una nube de fotógrafos y una ola de aplausos: “¡Es un honor, estar con Monsiváis!”. Y recordé que esa misma frase se la dirigieron unos maestros de Oaxaca que lo abordaron en la misma explanada, un domingo de hace tres años, cuando terminó el encuentro vespertino y Carlos tenía ganas de ir a comprar DVD’s clonados, en la acera de enfrente.
Escuché los gritos de “¡Goya, Goya, Universidad!” y recordé también que en esa misma cafetería de Bellas Artes, Monsiváis nos presumió a sus comensales que el origen del “¡Goya, Goya!”, provenía del cine Gloria, a donde se iban de pinta los estudiantes de San Ildefonso.
Hoy nos fuimos de pinta todos con Carlos. A otro sitio, a otra dimensión. “¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi?”, preguntó Elena Poniatowska en una frase que retumbó en Bellas Artes. Y yo me respondí: seguiré recitando algunos versos de Pellicer:
¿Por qué si ya estoy lleno de mi mismo
quiero de ti la brisa, el agua, todo
tu ser en mí, de tal modo,
que yo sea el abismo de tu abismo?
Gloria será de mágico cinismo
Ir a tus cielos desde el noble lodo
Jerarquía: tu codo con mi codo,
Encontrarte y decir, tú eres yo mismo.
Horas de junio. Horas de Monsiváis. Hora de irse de pinta.
recuerdo cuando me dijo que su talento era tener buena memoria… jajajaja que mentira mas grande, bueno si la tenias pero no solo eso…
cuando te vi en la salida del paraninfo de la UDG y con asombro dijiste: ¿Tu qué haces aqui? era el homenaje a Julio Cortazar. y asi tantas cosas para recordar… ahora he vuelto a escribir gracias a ti, aunque mas de una vez destrozaste mis poesias.
Compártelas, Juan. Y las poesías se destrozan para que vuelvan a florecer. No dejes de escribir, nunca, es nuestra salvación, no crees?
Lo único que puedo decir es que estamos extrañando a Monsi.
Lo extrañamos mucho y ahora está más presente que nunca. Su obra, sus reflexiones, su crítica a la intolerancia del poder
¡Qué hermoso!
Saludos
Muchas gracias, Imagine.
GRACIAS POR COMPARTIRNOS ESE MOMENTO
Muchas gracias, José Alfonso, ojalá pudiera ir compartiendo éstos y otros muchos.
Saludos Jenaro! Los sábados por la mañana transmiten un programa sobre cine en IMER. Hablaron sobre las 10 mejores películas en la historia del cine mexicano a criterio de Monsiváis. No alcancé a escucharlas todas. ¿Crees que podrías recuperarlas para tenerlas en este espacio? Gracias por tu atención.
Hola Edith, no sé cuáles eran las 10 según el criterio de Monsiváis, pero es más fácil hablar al IMER para que te compartan y nos compartas el top ten. ¿Te parece?
¿Qué puedo decirte? me llegas muy dentro hno., Pellicer, Monsi, los gatos, tantas cosas que no se irán jamás. Besos
Querida Nonoya, qué bueno que leíste esta pequeña e íntima crónica de lo que sentí en Bellas Artes.
En la presentación de «Entrada libre», la libreria del zótano se hizo insuficiente para la cantidad de gente que quiso verle. Asi que, los organizadores cedieron al portazo y debió celebrarse entonces en el patio. Por milésimas de segundos se cruzaron nuestras manos…amable, discreto ¿tímido? y entonces dijo algo que denotaba su modestia: «no esperaba esto» mirando alrededor la multitud.
Entonces era una estudiante anónima que no acertó a decir palabra, maravillada, llena de su prosa, sus crónicas, su humor. Gracias Maestro.
Es una extraordinaria anécdota, Rosalba. gracias por compartirla.
Gracias por compartir esos momentos. ¡Salud bohemios!
Muchas gracias, saludos.